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La frilanceada

Dicen que el matrimonio es como el limón: mientras el que lo está disfrutando hace gestos, al que lo observa se le está haciendo agua la boca… así es esto del free-lance, también.

Mucha gente envidia a los profesionistas independientes por la libertad que tienen en cuanto a tiempo y en cuanto a la posibilidad de obtener ingresos muy superiores a los que tiene un asalariado.

Si bien esto es cierto, también hay que ver que no siempre hay proyectos y hay que corretear al costillar completo para que alcance para los meses de vacas flacas. Otro apremiante es la falta de prestaciones que muchos empleados dan por un hecho, como seguridad social, aguinaldo y bono vacacional. Aunque claro, un independiente toma vacaciones cuando quiere, por no decir que vive en la vacación constante.

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Independiente de poder ir al cine, al super y al banco en horarios no pico (qué sí es un aliviane), hay que tomar ciertas precauciones y disciplinas para que el trabajar por tu cuenta o como Pyme no se convierta en una adversidad:
  1. Organización: del tiempo, del espacio, del área de trabajo. Quedarse en pijama es tentador… trabajar en la madrugada también… a la larga, esto tiene un severo impacto en la salud.
  2. Cobrar justamente: tomar en cuenta la ley del sapo y la pedrada es importante; exigir pago del trabajo aunque se trate de “cuates”; incluir en los costos no sólo el precio del trabajo en sí; también estimar traslados y tiempo (porque ah cómo hay clientes que les encanta que hagas antesala).
  3. También considerar en los costos el tipo de especialización. No es lo mismo hacer un proyecto para una papelería que para una empresa de ingeniería alimenticia.
  4. Brief: uno sabe perfectamente qué información requiere para poder entregar un proyecto. Hay que hacer un formato que nos permita facilitarle esa labor al cliente y, en consecuencia, cubrir sus expectativas más fácilmente.
  5. Contrato: aunque se trate de un proyecto aislado, hay que dejar establecidas por escrito las condiciones, incluyendo forma y tiempo de pago, tiempo de entrega y margen para cambios / revisiones (según sea el caso o el tipo de trabajo que uno haga).
  6. Importantísimo: siempre pide un anticipo. Si el cliente cambia de parecer o al final no se ponen de acuerdo… o lo que sea, de lo perdido lo hallado, como dicen en mi pueblo. Por lo menos hay que cubrirse con los costos de materiales y/o pagos a terceros. Lo demás ya saldrá.
  7. Por último, vuelvo a enfatizar: no hay que confiarse que la consecución de proyectos será consistente y constante. Hay que aprender a administrar el flujo de ingresos para no quedarse sin dinero en vacaciones de fin de año o las de verano.

#SoyFreeLanceFeliz

así es esto del free-lance, también

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