Vaya forma de cerrar el año para Miss Colombia, el reinado más corto del universo universal.
¿Qué salió mal? ¿se pudo haber evitado el error de diciembre de este arranciado y obsoleto concurso? ¿debemos darle la razón a Donald copetito de algodón, aunque nos duela?
Tan fácil como esto: ensayo, ensayo, ensayo. Eso fue lo que faltó.
Toda la culpa recayó en un pobre conductor de quien desconozco su misuniversaria experiencia. Lo único que sé de él es que ha sido el conductor de Family Feud (la versión original de 100 Latinos Dijeron) ya por algunos años. Y de repente, micrófono en mano, ante todo el mundo -literal- reconoce “fue mi error”. Pero ¿en realidad fue su culpa? Yo pienso que no.
Hagamos un poco de memoria: desde siempre, cuando quedan tres finalistas, se menciona tercer lugar, luego el segundo y por descarte la ganadora es coronada. En su tarjetita él leyó y mencionó a Miss Colombia en el orden correcto, sólo que le adjudicó el título erróneo.
La mentada tarjetita que el ahora-famoso-por-las-razones-inadecuadas traía en la mano estaba perfectamente diseñada para equivocarse, como atinadamente lo observan en Elefante Gráfico (http://bit.ly/MSuniverso), pero hasta eso se podría haber evitado si al individuo en cuestión se le hubiera llevado de la mano por el formatito de la tarjeta unos minutos en los días anteriores al evento… es decir, en los ensayos.
Claro que Trump tiene toda la razón de burlarse, odio admitirlo. Justo son esos los detalles que no puedes dejar a la suerte.
Todo levanta sospechosismo y tiene un raro olor a trampa con un final de tren descarrilado. Es extrañísimo que los gringos, que hacen instructivos hasta para abrir una puerta y practican hasta cómo dar los buenos días en el espejo, hayan dejado suelto algo tan delicado.
Steve Harvey ha puesto en riesgo una larga trayectoria profesional, que le ha tomado años construir. No sé qué pensar, pero su vida del espectáculo, igual que la historia de México, ha quedado marcada con un error de diciembre #MalditoTrump