Textos fatuos

Es increíble la facilidad que tenemos los seres humanos para infatuarnos con cosas que pensamos que son muy valiosas, pero quizá es aún más impresionante, la facilidad que algunos tienen para aprovecharse de esta característica.

Lo curioso de todo este asunto es que, cuando el engaño o la equivocación es descubierta, quienes pensaron haber encontrado el Santo Grial, se encontraron repentinamente que no sólo habían sido burlados si no que hicieron un ridículo de dimensiones apoteósicas.

Por ejemplo, en los años ochenta fue muy comentado el caso de los diarios de Adolfo Hitler: la prestigiada revista Stern anunció que había adquirido una serie de cuadernos donde el dictador escribió de puño y letra sus avatares diarios.

La revista los adquirió por la nada desdeñable cantidad de unos 4 millones de dólares luego de que un “experto” los autentificara. La noticia fue todo un evento e incluso Stern vendió por su parte los derechos de publicación a otras revistas internacionales.

Más tarde se descubrió que todo había sido un fraude realizado por un conocido tramposo de nombre Konrad Kujau que vivía de falsificar memorabilia del régimen nazi. La revista, los “expertos” y buena parte de su personal quedaron como auténticos idiotas.

Otro caso fue el de la novela “Naked Came the Stranger”, un texto publicado en Estados Unidos en 1969 donde se narraban las aventuras eróticas de una presentadora de radio que vivía un matrimonio frustrante y que, en teoría, fue escrito por una mujer de nombre Penelope Ashe. El libro fue todo un éxito y más tarde, durante una entrevista a la supuesta autora, se dio a conocer que el texto había sido redactado en realidad por un grupo de 24 personas.

Todo era un proyecto del periodista Mike McGrady que quería demostrar que la literatura americana contemporánea se había degradado a tal nivel que sólo bastaba con incluir escenas eróticas para que un libro se transformara en un best-seller. Lo irónico del asunto es que el libro tuvo un enorme repunte de ventas luego de que se revelara esta información.

Eso fue lo que le pasó a un colectivo de cripto-nerds llamado TheSpiceDAO quienes anunciaron por todo lo alto que habían adquirido un “raro” libro que contenía la adaptación cinematográfica de la novela “Dune” realizada por el chileno Alejandro Jodorowsky.

TheSpiceDAO es un grupo de jóvenes inversores en criptomonedas y NFTs que han hecho una verdadera fortuna y que se encuentran a la búsqueda de nuevas oportunidades para hacer crecer su dinero. Ellos gastaron casi tres millones de dólares para adquirir un libro que pensaban era muy especial, pero del que no comprendieron su verdadera naturaleza.

Durante los años setenta Alejandro Jodorowsky tuvo un par de éxitos cinematográficos que podrían ser muy cuestionados desde la perspectiva buenaondita canceladora de nuestros días. Luego de triunfar con “El Topo” y “La montaña mágica”, para el realizador chileno no había límites y decidió por utilizar la obra del novelista Frank Herbert para lo que él calculaba sería su próximo éxito y su acceso al Monte Olimpo: Dune.

El director decidió hacer de esa cinta el más grande evento de ciencia ficción de la historia en un mundo donde sólo existía “2001: Una odisea en el espacio”, de Stanley Kubrick, como representante serio del género.

Jodorwsky se gastó, de manera literal, la pólvora en infiernitos: contrató al dibujante Jean Giraud ‒alias Mœbius‒ para crear el arte conceptual así como el storyboard; al excéntrico pintor Salvador Dalí le propuso el papel de emperador Shadamm IV bajo la promesa que recibiría el salario más alto jamás pagado en la industria cinematográfica mundial (¡100 mil dólares por hora!). El elenco estaba integrado por Orson Welles, Amanda Lear, Gloria Swanson, Alain Delon y Mick Jagger, entre otros.

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El cineasta incluso se había apalabrado al grupo Pink Floyd, que en esos momentos estaba por presentar “The Dark Side of the Moon”, para que realizara la banda sonora de una película que duraría más de 10 horas.

Por cierto, Jodorowsky jamás leyó la novela original de Herbert.

Los productores se asustaron por la forma en que el director se estaba gastando dinero, ya había quemado dos millones de dólares ‒de un presupuesto de nueve‒ y no había filmado un solo cuadro, por lo que decidieron cancelar un proyecto que jamás pasó más allá de los dibujos conceptuales elaborados por Mœbius.

En YouTube podemos encontrar un documental sobre todo este megaproyecto donde un petulante Jodorowsky afirma, sin un asomo de vergüenza a pesar de su estrepitoso fallo, que estuvo a punto de cambiar la historia mundial con una sola película.

Lástima que nosotros, los simples mortales, nunca lo comprendimos.

Cuento todo esto para señalar que luego de que los productores le levantaran la canasta, el cineasta chileno elaboró un libro especial que incluía parte del storyboard, el arte y el argumento de la película para venderla en Hollywood: Una edición de lujo exclusiva con sólo 20 ejemplares pero con muchísimas páginas, al que los fanáticos denominaron “la Biblia Dune”.

Por supuesto que los estudios mandaron al diablo a Jodorowsky junto con su insufrible mamotreto.

Precisamente uno de estos ejemplares fue el que adquirió el colectivo TheSpiceDAO quienes quizá pretendían subirse al tren generado por la reciente versión de Denis Villeneuve; prometieron publicar el libro en Internet así como producir una serie animada para plataformas, sin embargo, las burlas no se dejaron esperar y pronto fueron la comidilla en redes sociales.

Fue ahí donde fueron informados que dicho libro no era ninguna joya perdida y tampoco un Necronomicón, era parte de un grupo de libros que sí, eran muy cotizados en algunos entornos, pero sólo para alcanzar precios que rondarían en los miles de dólares.

El gran problema es que este grupo de jóvenes millonarios también creyó que compró los derechos de una obra de arte y eso no es cierto; tan sólo se hicieron de un libro. Un libro muy caro, pero cuyo precio no autoriza el uso comercial de materiales desarrollados por varios artistas, desde el autor hasta el propio Jodorowsky. Además, en el colmo de las ironías, el libro ha estado disponible en Internet desde hace varios años.

Tal vez en este caso en particular no podemos llamar engaño o fraude, sin embargo, es una muestra muy actualizada de que el deseo subirse al tren, ya sea uno de los medios más respetados de Europa hasta un colectivo de nerds, puede derivar en graves errores cuyo destino final es el ridículo.

¿Es esta una lección kármica para una bola de cripto-belivers que se sienten muy inteligentes?

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