Todos los emprendedores buscan maximizar sus utilidades, algunos desde el primer momento en que tienen una idea, otros se quieren hacer ricos con el primer pedido que reciben y pocos, muy pocos, prefieren las llamadas economías de escala o las ventas en volumen; en cualquier caso, el margen de ganancia dependerá de varios factores, incluidas las comisiones a terceros.
Traigo este tema a colación, porque en los últimos días he sido testigo de varias quejas en diferentes establecimientos relacionados al método de pago, así como a las comisiones que pagamos por hacer uso de éstos.
Uno pensaría que en pleno SXXI y en medio de las comunicaciones remotas y video llamadas el tema de los pagos electrónicos estaría perfectamente solventado y solucionado, sin embargo, no es así.
En medio de todo este frenesí digital, existen negocios que cobran un excedente por comprar, ¿uh? Sí como lo leíste bien, te aplican “un impuesto” por comprar, diferente al I.V.A.
Me explico, en muchos establecimientos o negocios digitales, el pagar con una tarjeta bancaria, te genera un cargo adicional que puede ir de un 2.5 a un 5%; dependiendo del giro comercial y lo “gandallas” que sean los dueños. Un cobro adicional, que por cierto, debiera ser absorbido por el negocio dentro de sus costos de operación, en vez de trasladarlo a su cliente.
O como con los famosos “clubes de membresía” donde no sólo tienes que pagar una cuota anual para poder entrar a sus tiendas. Una vez que decides “inscribirte” o pagar por comprar; cuando por fin te acercas con tu carrito lleno, a la zona de cajas, deberás escoger entre dos totales a pagar, diferentes; uno, por si decides pagar con billete y moneda en efectivo, otro si decides pagar con tarjeta, no importa que sea de débito, si decides usar tu plástico pagarás un impuesto adicional; que no lo pone el gobierno, sino quien te vende, y tú, de manera libre y por demás presuntuosa, aceptas.
La cosa no termina ahí, antes de abandonar la bodega con racks, deberás exhibir tu ticket para hacer un inventario “express” y cerciorarse de que no lleves nada fuera de lo que sí pagaste.
Si bien es una regla generalizada, no escrita y de muy mal gusto; en tiempos de pandemia, crisis financiera, desempleo y encono social como el que atraviesa México, quizás sea una buena postura y una muy buena idea replantear esta situación.
Cobrar un 3% adicional a todo aquel cliente que quiera pagar con algún método remoto es simplemente una sin razón, habla de lo poco que te interesan las relaciones con el cliente y en cambio, denota para algunos, lo “centaveros” que pueden ser en ese establecimiento. Al revés-volteado, diría mi tía, cuando este tipo de dueños, son clientes; generalmente son los que más regatean, sobre exigen, critican la estrategia cuando ellos no respetaron la promoción o los tiempos de entrega, una pesadilla pues.
De por sí, es cada vez más difícil mantener a los clientes actuales, ya no digamos atraer nuevos clientes, para encima maltratarlos con un cobro que insisto, debiera formar parte de la estrategia comercial y de costos del negocio.
Me pueden decir de las comisiones, el tiempo que tarda el banco en depositar, los pagos a proveedores, impuestos y todo lo que quieran para justificar el cobro adicional a pagos electrónicos, pero hagamos una simple y sencilla operación matemática.
Un cliente va a comprarte $1,000 pesos en mercancías y tu decides, por salud de tu bolsillo, cobrarle adicionalmente 3% por el pago con tarjeta en vez de tu absorber los 30 pesitos; de modo que el cliente decide no comprarte nada.
¿Dónde quedaron los 970 pesos que te ibas a ganar?
El 97% de nada, sigue siendo nada. Piensa en ello cuando definas el monto de tu ticket promedio y tu estrategia comercial
Soy Juan Pablo Altamirano, gracias por leerme.
Nos leemos en 15 días.