Al navegar por sitios web, la experiencia del usuario es siempre lo más importante, de lo que depende su permanencia y regreso a los mismos y por consecuencia su éxito o fracaso. Todos sabemos que la existencia de muchos sitios de carácter editorial depende de los anunciantes, pero los anuncios digitales se han vuelto tan intrusivos que rompen con la experiencia de los usuarios.
Desde el aumento en el tiempo de carga de las páginas hasta los videos con auto reproducción a veces siento que la industria ha perdido de vista que el usuario es quién tiene la última palabra y que cualquier movimiento que le moleste o incomode puede resultar fatal.
Si bien es cierto que no todo el mundo odia la publicidad, también es un hecho que existe mucho recelo hacia ella y cada vez que un sitio engaña para que el usuario de click en un anuncio que no le interesa en lo absoluto está interrumpiendo su experiencia y peor aún, volviéndola negativa; he ahí el porqué de la creciente popularidad y uso del ad blocking.
Según datos de IAB, 1 de 4 internautas emplea ad blockers, lo que nos habla de la molestia generalizada ante la publicidad intrusiva, que ha convertido su uso en un hábito de consumo cada vez más masivo que va a continuar su ascenso y algo tienen que hacer editores, agencias, marcas y programadores.
Medios internacionales han tratado de tomar cartas en el asunto que me parecen por demás erradas; algunos han comenzado a impedir el acceso a usuarios que cuentan con la instalación de ad blockers y algunos otros solicitan que para acceder desactives tu bloqueador o pagues por ver su versión libre de publicidad… ¡Por favor! Con lo sencillo que resulta hoy en día simplemente salirse del sitio y buscar la misma información en otros cientos de ellos.
Las marcas y editores se malacostumbraron, durante años tuvieron prácticamente todo permitido y ahora que alguien por fin pensó en la experiencia del usuario (negocio de por medio), la reacción es declararle la guerra y una vez más molestar al consumidor.
¿Es tan difícil darnos cuenta que si los consumidores están hartos es porque lo que la publicidad les ofrece hasta el momento no les es relevante? El mensaje es muy claro: el usuario está harto de lo que hasta ahora se le ha ofrecido y lamentablemente pagan justos por pecadores; por los abusos de algunos, aquellos que respetan la experiencia del usuario se encuentran ahora también bloqueados.
Soluciones puede haber muchas desde engorrosos litigios, ataques a las plataformas de ad blocking y los “bloqueos a los bloqueadores”, hasta una que a mi parecer obedece al sentido común: la buena publicidad.
No es tarea sencilla, pero si trabajamos de la mano como industria en cuánto a políticas y contenidos, evitando ser intrusivos y sin interrumpir la libre navegación del usuario tal vez podamos detener el crecimiento de este tipo de bloqueadores, pero recalco: se tienen que tomar medidas y establecer parámetros de manera conjunta pues de nada servirá un rotundo “no” de ciertos editores si hay quienes, cediendo a la presión de las marcas y los ingresos dan a la primera de cambio el “sí”.
¿Se les ocurre alguna otra solución?
Platiquemos @FerFeamanía