Revista de Marketing y Negocios

Benchmarking ¿Qué significa?

Observar nuestro ambiente, nuestro contexto, lo que nos rodea y quiénes nos rodean es parte de ser sociales y sociables, pero eso también nos lleva mucho a la comparación contínua. No creo que sea una la vez que hemos ido por ahí comparándonos con los demás (Benchmarking) ¿Lo has hecho? Creo que es algo común y recurrente debido a que no vivimos solos, no somos unos hermitaños que no necesitan de nadie, todo lo contrario: la convivencia, la comunicación y la pertenencia son parte esencial de nuestra vida humana y eso es maravilloso. ¿Pero cómo dejar de estar viendo lo que hacen otros? ¿Es necesario? ¿Se puede? ¿Se debe? El estarnos comparando con otros nos puede distraer de nuestro objetivo individual como personas y como empresas.

El hecho es que en muchos casos ni siquiera nos estamos comparando con personas similares a nosotros. Si no persigo lo mismo ¿Por qué me comparo? Y no me refiero a algo frío y superficial como podría ser el dinero sino a algo más profundo, a lo que realmente nos define. Cada uno de nosotros somos únicos, no deberíamos medirnos con respecto a los demás, pero a veces el querer “encajar” resulta ser una actividad recurrente y la mayoría de las veces hasta inconsciente.

¿Cuál es la diferencia entre una simple comparación y un benchmark?

Básicamente que el benchmarking (término empresarial y anglicismo que se refiere a una evaluación comparativa) tiene por objetivo entender y adquirir las mejores prácticas o estrategias ganadoras de otro para mejorar, por eso la empresa (ó marca, producto, área, etc) hace una evaluación de sí misma tomando como referencia a aquella organización que se distingue de las demás para bien, y con la cual podría tener algo en común, más allá de la competencia. Lo que pueden compartir por ejemplo, son esquemas de trabajo similares, canales comerciales en común, coincidencias en misión y visión así como en infraestructura y/o tipo de operaciones.

Ese es el mejor benchmarking que podemos obtener, pues aprendemos cómo podríamos hacer mejor las cosas sin perder nuestra identidad, mientras que si nos comparamos con cualquiera o incluso con un competidor, sólo porque lo es, podría pasar que nos  convirtamos  en una mala copia. Nadie quiere eso. ¿Y tú?

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Aplicando benchmarking a la vida y al día a día.

Lo que puedo decir es que si no tenemos objetivos claros, es tiempo de crearlos. De otro modo no sabremos a dónde ir ó si vamos bien o no; y cualquiera que parezca ser un “buen modelo” podría tambalear nuestra existencia. Eso NO está bien, pero si tenemos claridad e identidad sólidos, hacer un benchmarking con alguien parecido a nosotros, con objetivos similares y esencialmente similar -y con eso me refiero valores y/o con un  proyecto en común-, que además consideremos exitoso en alguna o en varias áreas de negocios o la vida, entonces no está demás hacer una evaluación personal y adoptar alguna(s) de las buenas prácticas, porque no he conocido a nadie perfecto o empresa perfecta, pero todos somos perfectibles.

Recordemos siempre quiénes somos. No dejemos que los demás nos comparen. No nos comparemos nosotros mismos con nadie, pero si queremos mejorar algo.

Nuevamente la clave es observar, entender, encontrar las discrepancias, establecer nuevas guías de acción y actuar ¿Y tú qué piensas? ¡Hasta pronto!

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Amelia Fuentes M.

Sr. Marketing & Business Manager

Sr. Marketing & Business Manager. líder de Proyectos 360 grados con visión del consumidor/usuario, shopper… “Infinite Mindset” y pensamiento distintivo. Apasionada del Marketing a todos sus niveles (Off-Line y On-line) y la construcción de verdaderos equipos de trabajo. Amante de la escritura, la música y la innovación.

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