En los últimos años es muy común escuchar estos conceptos; casi siempre se utilizan para referirse al mismo sentido, pero sin embargo se refieren a cosas distintas (aunque parecidas).
La comunicación política es el proceso en el cual los actores políticos interactúan con el electorado o la ciudadanía, ya sea para transmitir información o para persuadir. Toda comunicación que venga de un actor político o de una institución pública es comunicación política.
En cambio, el marketing político se refiere a la utilización de técnicas y estrategias de marketing para influir en la percepción de los votantes.
Aunque son cosas diferentes, es común que en los últimos años, marketing y comunicación política funcionen de la mano. Con públicos cada vez más heterogéneos y sociedades más fragmentadas, la utilización del marketing político hace que la comunicación política sea más eficaz, ya sea en una campaña política para lograr obtener nuevos votantes o convencer a los indecisos, o para que una campaña de prevención de accidentes tenga mayores efectos en la ciudadanía y llegue al público correcto.
En síntesis, si bien ambas categorías son diferentes, al complementarse juegan un rol fundamental en cómo los actores políticos interactúan con la ciudadanía. A medida que el panorama político y social evoluciona, conocer estas herramientas se vuelve cada vez más crucial para lograr una comunicación más efectiva, generar procesos de toma de decisiones más transparentes y fomentar una mayor participación ciudadana. Es decir, contribuyen a una mejor calidad democrática.
¿Crees que el marketing político tiene efectos positivos en la democracia o al contrario?