La desesperación, producto de una crisis como la que nos toca vivir en la actualidad, es la madre de la inventiva.  No pocos son los seres humanos que refieren, a través de sus historias de éxito, el sufrimiento y carencias que tuvieron que padecer antes de convertirse en personas sobresalientes dentro de sus industrias; ahí están Ray Kroc y el Coronel Harland Sanders o quizás menos famoso que los primeros dos, Wally Blume.

Los arriba mencionados son personas que decidieron emprender pasados los 50 años de edad, seres humanos que se convirtieron en un referente para el mercado, tal y como lo son hoy día Jeff Bezos o Elon Musk, personas que viven vidas extraordinarias tal y como muchísimas personas las sueñan año con año sin que pase absolutamente nada en sus vidas mismas.

Pensando en el tema esta columna, recordé que justo en esta ápoca de inicio de año y debido principalmente a lo sucedido en el 2020 como resultado de la pandemia, la gente tiende a tener ese espíritu emprendedor, al menos el empuje inicial para lograr algún cambio en sus vidas; pero por alguna razón, casi siempre queda ahí… en la estratosfera, ni siquiera en un papel.

Libros van, libros vienen y por alguna extraña razón, muchas de las grandes ideas que se exponen, debaten y presumen en cafés, restaurante o incluso bares, simplemente quedan ahí; plasmadas en la vía láctea de los sueños sin acercarse, nunca, siquiera a la realidad.  Más allá del gasto de saliva y la producción de CO2, no sucede nada.

emprender

¿Por qué?

Quizás la respuesta es mucho más sencilla de lo que se cree y al mismo tiempo una triste realidad: Porque no estamos dispuestos a pagar el precio.

La gente tiene prisa por convertirse en millonaria, desea hacerse rico con el primer contenedor que coloca en el mercado o el primer día que abre al público, algo muy normal de nuestra economía en donde hemos sido bombardeados por años con la fórmula mágica del éxito.

Primero se creyó que con las páginas web, el mundo duplicaría las operaciones comerciales; lástima, no tomaron en cuenta algo llamado la experiencia del usuario; luego creyeron que un “secreto” cambiaría sus vidas para siempre; “sorry” no contaban con el poco compromiso de las personas para cumplir las tareas; incluso creyeron que abrir una cuenta de redes sociales, los pondría en automático en el mapa; “uppssiii”, las personas tienden a hacer viral cosas muy extrañas.

El 2020, año que para muchos no contó, representó un parteaguas en la forma de hacer negocios prácticamente en todo el mundo.  Las cosas que antes importaban dejaron de hacerlo y comenzamos entonces a ver hacia el interior de nuestras casas y a tener que convivir entre nosotros muchísimo más tiempo del que algunos incluso llegaron a desear.

El comercio electrónico tuvo una onda expansiva, que aún es mucho muy difícil de medir en términos de afectación a los patrones de consumo, toda vez que aún existen personas añorando el mundo previo a diciembre de 2019.  Ese que quedó de lado producto de la pandemia.

La buena noticia a este escenario, es que la crisis también puso el piso parejo en muchas industrias, considerémoslo un “reset” en el que la carrera vuelva a comenzar y en la que si nos preparamos durante el pasado año, podremos afrontar y capitalizar las nuevas oportunidades que se presentan.

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Sin embargo, la pregunta, perdón que insista sigue siendo la misma:


¿Estás dispuesto a pagar el precio de conseguir lo que te has planteado para este año para emprender?


Dejar de hacer, comenzar a hacer, cambiar o modificar, aprender o practicar, la actividad que implique, representará un “costo” para ti que no necesariamente es monetaria. Quizás sea buen momento de revisar ese objetivo, negocio o plan de vida que has considerado a partir de enero de 2021, a lo mejor hay algunas cosas que necesitas reconsiderar y que tienen que ver con lo vas a tener que sacrificar o los conocimientos que deberás adquirir para poder conseguirlo.

¿Es lo suficientemente motivante para dedicarle tiempo?


De otro modo, te vas a aburrir fácilmente y quizás no seas constante en ello. 

A mí por ejemplo me encanta escribir y expresar mis ideas en torno a diferentes temas, que participo de forma activa en diferentes medios digitales o noticiosos.

¿Se puede monetizar rápidamente vía redes sociales?

Aprovecha las tecnologías para llegar a más personas, pero considera que la forma en como comuniques el mensaje facilitará o no, que la gente se enganche con el contenido.

Te tomará 90 días optimizar tu perfil en redes sociales, pero te aseguro a que si haces lo que te toca, tendrás ventas antes de cumplir el término.

Poder lograr lo que te propongas, no es tan importante como CREER que puede lograr lo que te propongas; ¿Estás dispuesto a pagar el precio?

Construye entonces.

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