El aislamiento que ha provocado la pandemia ha hecho que volquemos todo nuestro interés en los recursos que la internet pone a nuestra disposición desde entretenimiento hasta la adquisición de conocimientos, herramientas que ya llevan algunos años en funcionamiento y que año tras año van agarrado fuerza.
Uno de los más grandes beneficiados durante la cuarentena fueron los cursos en línea que se estima crecieron entre un 150% y un 400%. Si buscamos en Google Trends “online classes” podemos apreciar que desde enero de 2020 hasta junio del mismo año la búsqueda de este servicio ha crecido exponencialmente en todo el mundo.
Hace algunos años cuando recién ingresaba a la preparatoria me di cuenta de lo malo que era en álgebra, mientras algunos de mis compañeros podían seguir el ritmo de las clases a mí me constaba mucho trabajo y aunque podía decirle al profesor que me enseñara mil veces la fórmula general eso involucraba atrasar a todo el salón, lo más fácil fue desistir.
Al final uno tiene que sacar la materia si o si, llegué a mi casa y puse en YouTube “formula del chicharronero” y descubrí lo que quizás era el inicio de los cursos en línea, profesores que subían explicaciones de básicamente todo. Una revolución para mí, un formato en el que podía repetir la explicación incontables veces, a mi ritmo, a mi tiempo. Y bueno prácticamente así pasé biología, química, geografía, incluso inglés.
Actualmente los cursos en línea ya no están esparcidos por todo YouTube, los puedes encontrar en convenientes sitios web como Platzi , Crehana o Domestika , que tienen una selección muy variada de temas, en algunos casos con profesores muy reconocidos en la materia, estas plataformas tienen una subscripción mensual o anual que aparte incluyen un certificado con valor curricular.
Ahorita que estoy en los últimos semestres de la carrera de Comunicación me he dado a la tarea de buscar un empleo de becario, al ver los requisitos para aplicar al puesto me encuentro con que piden Photoshop, Illustrator, After Effects, Excel y demás softwares que no me fueron introducidos o solo de manera muy superficial durante la licenciatura.
Al final me queda la sensación de que la universidad no me supo dar todos los recursos necesarios actuales para poder competir por un puesto laboral o poder emprender de manera individual; así que como en la preparatoria una vez más recurrí a la internet y puse en el buscador “cursos en línea de Photoshop” seleccioné el que más me gustó, pagué 200 pesos, y de esa manera he aprendido prácticamente toda la paquetería de Adobe.
Esta nueva modalidad de cursos en línea, debería ser un plus a tus conocimientos y habilidades adquiridas en la escuela, pero no dejo de sentir que se están volviendo algo indispensable para cubrir los huecos que la enseñanza tradicional ha dejado en sus estudiantes ¿acaso las escuelas y su plantilla de profesores realmente está capacitada para enseñarle a los jóvenes de ahora que prácticamente tienen toda la información en la palma de sus manos?
Es bien sabido que existe una brecha generacional tecnológica que pude observar mejor durante los intentos de clases en línea que tuve durante la pandemia, donde plataformas como Zoom o Google meets le eran totalmente extrañas a algunos profesores y claro esto se vio proyectado en la calidad de clases que tuve, reforzando mi idea de que ir a un salón de clases dos horas a escuchar a alguien decir significados que fácilmente puedo googlear es bastante obsoleto y sin sentido, por no decir aburrido.
Ahora, no estoy diciendo que las escuelas deban desaparecer y todos debamos sumergirnos en la web para ver que nos interesa y estudiar todo a medias, pero si planteo que el sistema de educación al menos el mexicano y el que me ha tocado vivir necesita una reestructuración y abrirse a la idea de que ya no es el único lugar para conseguir un conocimiento basto, interactivo, fluido y enriquecedor.
La internet ha cambiado la manera en la que hacemos las cosas, desde como nos relacionamos, como compramos, como trabajamos ¿por qué la educación tendría que ser una excepción? Y aunque muchas escuelas también han creado cursos en línea, la mayoría se sienten como un proyecto aparte a los temarios de las carreras, cuando podrían ocuparse como parte de la formación, abriendo la pregunta ¿es posible formar a las mentes del futuro con herramientas del pasado?