De pronto, todos somos fanáticos de la tecnología.
Ahora resulta.
Antes de la ahora famosa y odiada pandemia, ya todos convivíamos con la tecnología. En esta época, tienes que hacerlo para sobrevivir. Hacíamos citas, teníamos conversaciones, enviábamos catálogos, ofertas, solicitudes, todo a través de alguna de las apps que nos parecen más adecuadas, dependiendo de nuestra actividad. Algunas personas, por curiosidad o por necesidad, ya habían entrado al círculo de “Los Supersónicos”.
Hoy, es difícil que alguien tenga miedo a explorar cualquier aplicación. La señora que me ayudaba a hacer el quehacer, que era mi asistente número uno, no deja de enviarme fotos de sus perros, de sus nietos, me llama, me escribe. Lo mismo que un cliente potencial, que utilizando la misma aplicación, me solicita una cotización o la búsqueda de una propiedad. De proveedores y vendedores, ni se diga.
¡Y es normal!
Nuestro mundo se volvió una pantalla y 100 metros cuadrados para 5 personas o más.
De pronto, nuestro maravilloso mundo exterior, se volvió una pantalla de TV o de teléfono inteligente y nuestro espacio se redujo de una ciudad, a una casa o departamento, que, dependiendo de tus posibilidades, puede muy bien ir de 50 m2 a una residencia con jardines y alberca. Ah, pero un detalle. Esos metros cuadrados, no son solamente para ti. La mayoría ha tenido que compartirlos con 2, 3 o 5 habitantes del hogar.
Ni hablar de los inconvenientes.
Pero el hombre es un animal que se adapta, y eso hemos hecho. Hemos aprendido a disfrutar, o en el peor de los casos, aceptar nuestra realidad y a hacer lo mejor que hemos podido con ella.
En algunos casos se establecieron horarios para el uso de la única computadora en casa, mientras que otros trabajaron desde sus teléfonos inteligentes. Se dieron prioridades y se asignaron espacios para que cada quién tuviera su rincón dentro de ese universo de 50 (o más) metros.
En otros casos todo fue sencillo. Solteros, viviendo solos en departamentos o casas de cualquier tamaño, no tuvieron problema con el espacio.
Algunos si lo han tenido con la soledad.
Aprendimos a disfrutar lo que, pensábamos, no era disfrutable
El ser humano, es increíble. Con todas sus supuestas imperfecciones, es una máquina perfecta. El cerebro, lo mismo puede olvidar una situación o una persona, que adaptarse para que todo tú, logres disfrutar – o por lo menos aceptar – todas esas situaciones que tu cerebro sabe que no tienen alternativa. Debe pensar: ¿para qué estresarme? Y entonces se pone a trabajar para ir encontrando explicaciones, excusas pequeñas, detalles que antes no había notado, para evitar que vayas a la locura.
Y así, hemos podido hasta hoy, vivir y continuar contribuyendo, siendo jefas o jefes de familia, funcionales y cuerdos, para poner orden y alegría y amor en cada núcleo familiar.
Y hoy, aceptamos como normales:
- Sesiones interminables de trabajo en línea.
- Trabajo con niños, esposos, mascotas alrededor.
- Interrupciones para realizar labores domésticas que ni siquiera sabíamos que existían.
- Conferencias con todo tipo de distractores.
- El encierro.
- La compañía continua.
El mundo real sigue existiendo y te espera
Pero te tengo noticias. Estoy seguro que ya lo sabes y sólo quiero llamar tu atención para que no haya sorpresas.
El “mundo real”, del que salimos hace casi dos años para entrar a otra realidad, dentro de ese mismo mundo, nos sigue esperando ahí, al abrir la puerta de tu casa. Al abrir la ventana de tu oficina en casa.
Ciertamente hay muchos cambios. La señora que vendía gorditas en la esquina, ya no está. Los tacos deliciosos a los que ibas dos veces por semana, cerraron. Algunos de tus parientes o amigos, ya no están.
Tu oficina, sigue ahí, solo que ese abrazo sin mascarilla o cubrebocas, como quieras llamarlo, aun no lo puedes dar. Y si no abrazas, mejor. Y de besar, ni se diga. Ni se te ocurra por ahora.
Pero ya hay algunos de tus restaurantes favoritos volviendo a “la normalidad”, real o ficticia, y te invitan a unirte a ella en sus instalaciones.
Dicen que todo es seguro. Dicen.
Dicen que ya todo está desinfectado. Dicen
Dicen que su aire acondicionado tiene todo tipo de filtros. Dicen
Y si eres de los que va a ir a uno de ellos, más te vale medio creer lo que dicen, al mismo tiempo que te aseguras de cuidar tu salud. Nada está de más en este mundo al que estamos volviendo, poco a poco, con emoción y con cierto temor algunos. Mas bien, muchísimos con cierto temor.
Una cosa es cierta, vamos a volver a la normalidad. Será una normalidad “revisada”, pero la haremos igual o más disfrutable que la anterior. De eso estoy seguro. Si quieres, lee esto.
Tenemos que comenzar ya, a explorar el mundo
Solo que, no te dejes llevar por lo que nadie te diga respecto a tu seguridad y salud.
La única persona responsable de tu salud, eres tu. Nadie mas.
Así que, si vas a comenzar a explorar el espacio exterior de tu entorno, haz tu plan de acción. Solo tu conoces tus rutinas, tus recorridos, tus contactos con personas, tu espacio de trabajo.
Si quieres una recomendación, haz un plan para que tu recorrido desde tu hogar hasta donde sea que tienes que ir, sea tan seguro como si estuvieras aún en casa.
¿Desaprender lo aprendido o administrarlo?
Todo lo que aprendimos durante esta temporada de encierro, que aun no termina, pero que ya nos está permitiendo algunas libertades, tenemos que mantenerlo vivo.
Ya nos demostramos que podemos aprender nuevas rutinas, podemos aprender a utilizar herramientas como Zoom, Google Meet, etcétera, que nos hicieron la vida más fácil y productiva.
Aprendimos a disfrutar nuestra soledad, nuestro espacio, pero también hay quienes aprendieron a disfrutar la compañía y les va a ser muy difícil dejar el hogar, el famoso home-office, para volver a la “normalidad” de antes.
¿Acaso podemos encontrar un punto medio?
¿Por qué dejar del todo algo que hemos aprendido y llegado a disfrutar?
¿Cómo nos vamos a alejar de pronto de la familia? Y esos desayunos y comidas y cenas con los hijos, ¿los vamos a olvidar y dejar para ocasiones especiales?
Quizá es un buen momento para aprender a negociar con nuestros jefes, con nuestros clientes y nuestros asociados, para encontrar un punto medio que nos permita mantener todo lo bueno que hayamos obtenido de este encierro voluntario, a fuerza.
Un gran aprendizaje, ha sido el haber laborado tanto tiempo, sin compartir todos los integrantes de un grupo, el mismo espacio físico. Aunque seguimos extrañando el sentimiento de unidad, de camaradería, que proporciona el estar juntos, mirándonos a los ojos y no solo a una imagen en un monitor. Pero… ¿Necesitamos vernos diario?
Aprendimos que no tenemos que transportarnos a un espacio determinado, para cumplir con nuestros compromisos y obligaciones. Pero seguimos extrañando salir y sentir el aire, los aromas, las maravillosas vistas que cada ciudad o pequeño pueblo tiene que ofrecernos. Algunos extrañan, seguramente, el tráfico, tener que pelearte por un espacio en el pavimento, y ganarlo, sigue siendo un reto para algunos. Pero… ¿tenemos que salir y manejar o tomar el transporte (con los riesgos que implica), diario?
Los ahorros que hemos logrado, al no tener que gastar en restaurantes, gasolina (si, esa, la que iba a ser la más barata del mundo), incluso en ropa, al no tener que presumir un nuevo modelito, o zapatos, o un nuevo peinado a menudo, también son algo que seguramente a muchos tendrá pensando en lo bueno que trajo esta situación.
No lo dejes ir.
Algunas ideas que pueden serte útiles
Si eres alguien que se está ya integrando nuevamente y de lleno a ese mundo exterior, del cual fuimos sacados abruptamente para meternos al cautiverio, te sugiero solo algunas cosas que podrían funcionarte bien para reintegrarte con tranquilidad.
Respeta los horarios. “Es que ya me había desacostumbrado. No calculé bien el tiempo”. Inaceptable. Desde ya, comienza a calcular los tiempos de transporte, y considéralos en tu agenda.
Utiliza una agenda SIEMPRE. Estamos acostumbrados a no tener que movernos para cumplir con compromisos. Es indispensable que tengas una agenda siempre contigo, ya sea en papel, o electrónica. No sólo que la tengas, sino que la utilices. Y que la utilices bien. Si eres de los que solo anota la hora de inicio de alguna actividad, sin anotar la hora en que va a terminar y el tiempo necesario para llegar a la misma, sería MUY BUENO que consideres tomar un breve y valioso curso de administración del tiempo.
Ponte horarios para interactuar con tus máquinas. Si quieres mantener el nivel de convivencia con los tuyos en niveles cercanos a cuando estabas confinado, es importante que controles los tiempos que dedicas a tus máquinas. Tu celular, tu computadora, deben dejar de tener el papel protagónico que han tenido hasta hoy. Ponles valor. ¿Vale más el tiempo con tus hijos y tu pareja, o es más importante el celular?
Sustituye la cercanía física, con comunicación excitante. Vivimos en la época de mayor facilidad para comunicarnos y nos conformamos con un mensaje de texto. Sorprende a tus seres queridos. Llámalos. En vez de “mensaje de whats” que tal una video llamada? Ayer, estaban juntos 24 horas. Hoy, sé creativo para no perder esa cercanía.
Comienza a explorar nuevamente, ese mundo que te fascina. Seguramente algunas cosas han cambiado. Otras seguirán siendo las mismas. Es momento para explorar tu mundo. Ese que comienza un milímetro fuera de tu hogar, y termina en el fin del mundo.
Con cuidado. Nada de relajar los buenos hábitos. Ese bicho sigue ahí y no sabemos por cuanto tiempo. No le des espacio para que se acerque. Es por ti. Es por quien te ama. Reitero. A nadie más que a ti, corresponde cuidarte.
Gracias por leerme.
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JL