Revista de Marketing y Negocios

El salto cuántico a las compras intangibles e invisibles

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Muchos años antes de la era de la digitalización, la oferta de seguros y de servicios bancarios dio inicio a la adquisición de productos intangibles. Al tratarse de productos que involucraban el patrimonio de sus usuarios, las instituciones inventaron un comprobante que ofreciera certidumbre a sus contratantes de forma tangible.

Así surgen las pólizas de seguros y los estados de cuenta en papel, y los clientes podían no sólo tener ese respaldo sino consultar y llevar un control de sus recursos, lo cual trajo a las personas una sensación de protección real.

Poco a poco, las personas nos fuimos acostumbrando a esa forma visible de ese tipo de servicios, aunque sin tener la seguridad al 100%. Siempre (y hasta la fecha) hemos echado ojo a los instrumentos y herramientas que usan las empresas para reportarnos el estado de movimientos y compras.

La digitalización

Lenta pero paulatinamente, hemos ido avanzando hacia la era paperless que, a pesar de ser mucho más útil y ágil, refleja tortuguismo por la falta de conversión de los sistemas, que a su vez presenta frenos y obstáculos de inversión por la falta de visión de mentalidades que no terminan de entender la tecnología en su totalidad (y que seguramente la inteligencia artificial se los va a deglutir sin siquiera masticarlos).

Pero me desvío un poco de lo que quiero compartirte, queridolector, para dar un poco de contexto.

En este siglo ya estábamos utilizando equipos de cómputo personales, cuando antes había sido impensable que siquiera hubiera computadoras en las empresas o más de una en casa. Cada quien con su equipo y con el boom de las redes sociales empezamos de forma muy incipiente a mandarle “regalitos” a nuestros amigos y contactos para expresar emociones (antes de los emoticones, ¿te acuerdas? ¿los conociste?).

Compras

Y así fue como dimos el gran salto cuántico no reversible.

La evolución

De repente, nos vimos comprando infinidad de servicios que ni vemos ni tocamos. Los servicios de streaming son el gran ejemplo y ya ni siquiera pedimos comprobante de tenencia, como lo tuvo en el inicio la banca.

Por ejemplo, compras una suscripción a Spotify donde guardas toooda tu música con la confianza de que ahí estará siempre, y que no te harán la canallada, como lo hizo Cinépolis con su Klic, que con un aviso muy precario nos dio a conocer que nuestras compras ya no estarían a nuestra disposición a partir de X fecha.

Compras

Incluso, la adquisición de bitcoins trajo a la mesa ese dinero que ni siquiera tenemos la certeza de que existe, y aun así, hubo quienes invirtieron toda su fortuna, pequeña o enorme, perdiendo su capital de forma escandalosa.

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Las palomitas de Twitter creo que también entran en esta categoría. Con un gasto mensual de alrededor de 10 USD eres acreedor a no sé qué privilegios que francamente me parecen estériles… pero cada quien.

La pospandemia

Obviamente, guardarnos por el covid trajo cambios y cambios en nuestro cotidiano y estamos ya más que acostumbrados a lidiar y convivir con todo eso que sólo existe en el mundo digital y que no es tangible.

Tenemos hologramas que nos cantan y que se integran a conciertos en vivo, o product placements inesperados que reactivan situaciones antiguas o aburridas.

Te cuento todo esto para platicarte que la semana me quede así, mira 😵 con este hallazgo.

Si bien Zoom (y todos los demás) nos trajeron una conectividad espléndida, también vino una estética que hasta parece producida por Hollywood, donde nos podemos colocar en un estudio súper moderno, una oficina toda formal, o hasta en el espacio, por medio de una simple pantalla verde que hasta Chespirito utilizaba.

Bueno, pues ahora nos anuncian con fanfarrias la llegada de la ropa para Zoom, para que puedas cambiar tu vestuario cada vez que te conectas.

Este servicio está contemplado para ofrecerte soluciones ambientales en tu entorno, incluyendo tu ropa, para que solamente te preocupes por tu conectividad y el contenido de la llamada y/o lo que tienes que exponer.

La verdad es que yo no sé si pagaría por algo así. Pero soy de esas personas que no paga por Spotify ni por servicios de TV streaming (pero tengo TV de todo el mundo GRATIS) ni el cel más nuevo…

¿Qué opinas?

Me encantaría que me compartieras qué tipo de intangibles o hasta invisibles que hayas comprado o presenciado a través del tiempo, y qué crees que vaya a ser el próximo lanzamiento importante en este renglón. Aquí algunos ejemplos que ya vivimos y que ya no nos sorprenden, a pesar de haber sido una gran innovación en su momento.

  • Extensión de garantías de productos adquiridos.
  • Logotipos y anuncios en las canchas deportivas.
  • Software.
  • Consultorías y soporte a distancia.
  • Los beneficios derivados de una membresía.
  • La compra venta de una marca registrada.

Compárteme en Twitter tu opinión. Platiquemos.

#ComproIntangibles

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Liliana Bretón

Publicista e investigadora

Publicista e investigadora; maestra y estudiante; amante del cine, los libros y el buen sentido del humor; no cambio por nada una tarde de vino con una buena plática. Beatlefan y chocohólica. Socialmente analfabeta. Vivo en Cholula.

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