Revista de Marketing y Negocios

En dos ruedas

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El tráfico en las calles nos hace sentir que ya volvimos a la normalidad a la que estábamos acostumbrados, aunque la pandemia no ha terminado y sólo se ha vacunado al 10 por ciento de los mexicanos.

Tantos vehículos en circulación nos hacen olvidar también que la industria automotriz, reina y señora del siglo 20, sufrió la peor crisis en su historia.

En el mundo se dejaron de producir 78 millones de autos durante 2020. La caída fue de 16 por ciento en la producción y de 12 por ciento en las ventas.

Con ello, la industria retrocedió a los niveles que tenía hace una década, ha lamentado la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA).

México tuvo peores resultados y perdió un lugar como productor mundial de autos, al pasar del sexto al séptimo lugar.

La fabricación y exportación de vehículos disminuyeron 20 por ciento, pero las ventas dentro del país se desplomaron 28 por ciento, ya que no se vendió ni siquiera un millón de unidades.

¿Qué cambios vendrán?

La industria automotriz no quedó herida de muerte, pero requerirá de una gran estrategia para remontar todo lo que perdió por causa del COVID-19.

Hay especialistas que auguran que el sector no volverá a ser el mismo. Aventuran que pasará a la historia la producción masiva de automóviles, la misma que Henry Ford inició hace un siglo.

Dejará paso a vehículos cada vez más personalizados y exclusivos con mayores avances tecnológicos y estándares cada vez más estrictos a favor del medio ambiente.

Por lo pronto, con el avance de la vacunación masiva y la mejoría de la economía estadounidense, la industria automotriz comienza a levantar la cabeza y se le auguran mejores resultados para este año.

La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) calculó que la producción y exportación de autos crecerá 12 por ciento. Pero ni así se recuperará todo lo perdido en 2020.

Ni siquiera porque el auto particular es considerado como un medio idóneo para protegerse del contagio del coronavirus, ya que dentro de él se pueden cumplir con las medidas de aislamiento y sana distancia que tanto se recomiendan.

El coche ¿dejó de ser tan necesario?

Las clases, el trabajo, las compras e, incluso, la diversión a través de internet, mostraron tantos beneficios, que se tiene la convicción de que esa modalidad llegó para quedarse, sin importar que el coronavirus sea abatido y termine el confinamiento.

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Si ya no hay necesidad de tantos desplazamientos o viajes de mediana y larga distancia ¿qué tan necesario es tener un coche o camioneta?

La pregunta puede causar escalofríos a dueños y empleados de armadoras y agencias de autos, pero la estrepitosa caída del sector evidenció que para millones de personas dejó de ser prioridad poseer un vehículo de cuatro ruedas.

¿De qué sirve tener un coche parado? El confinamiento y la crisis económica detonaron la venta de autos usados. A mediados del año pasado, 15 de cada 100 autos vendidos mediante crédito automotriz eran seminuevos, más del doble que un quinquenio atrás.

No obstante, el deterioro o la falta de uso no fueron los motivos principales para que las personas optaran por vender su auto. Fue la crisis. Con más de 12 millones de empleos que el Banco de México aseguró que se perdieron entre abril y mayo, vender el auto resultó la única opción de muchos para sobrevivir.

De 4 a 2 ruedas

Y si un vehículo de cuatro ruedas ya no se mira como indispensable para mucha gente, los de dos ruedas, sí.

A la par que se frenó la fabricación y venta de automóviles y camionetas, las bicicletas adquirieron más presencia en las calles.

Quizá no sea competencia para el automóvil particular, pero la bicicleta, con sus más de 200 años a cuestas resurgió con la pandemia para desplegar sus cualidades.

Es ideal para mantener la sana distancia, es un medio de transporte, pero también instrumento de trabajo. Resulta amigable con el medio ambiente y contribuye a que la persona que la usa se mantenga ejercitada y saludable. Además, es mucho más barata. 

En todo el mundo hubo una sobredemanda de bicicletas, eso derivó en una escasez de refacciones. Es significativo lo que ocurrió en la Ciudad de México: El año pasado, los viajes en bicicleta aumentaron 221 por ciento en avenidas importantes y durante las horas pico. 

El gobierno capitalino tuvo que habilitar un carril para ciclistas en la avenida Insurgentes, la más larga de la ciudad, y ya anunció que esa ciclopista será permanente, ya que aumentó en 275 por ciento el número de ciclistas que la usan.

No obstante, falta mucho para destronar al automóvil. Falta también que volvamos al tráfico habitual previo a la pandemia, porque aún está entre 20 y 30 por ciento por debajo, aunque lo percibamos de otra manera. Más vale, contar con la opción de moverse en dos ruedas, ¿no crees?

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