Hay acciones que realizamos para nosotros mismos; cantar mientras nos bañamos, hablar mientras nos peinamos o lavamos el carro y no necesariamente lo hacemos para comunicar algo. Por otro lado, existen cosas tan sencillas que no necesitan palabras para comunicar algo, como un obstáculo frente a una puerta para indicar que no se puede pasar, en un baño público cuando el seguro está en rojo indicando que hay alguien adentro o simplemente una mochila en una banca apartando un lugar.
Es por todo esto que, aunque crea un 90% que todo comunica, ese 10% restante me dice que no, a pesar de ser sujetos completamente sociales que nos vemos y tenemos la necesidad de hablar y expresarnos. No pasa día en que un ser humano no se comunique ya sea frente a frente, a través de un teléfono, un texto o publicando en redes sociales nuestro día a día, siempre tenemos algo que decir.
Inclusive las personas mudas se comunican con lenguaje de señas. El mundo es una enorme pared con miles de millones de anuncios pegados comunicando algo y nosotros recibimos eso (cada quien basado en su contexto) y lo asimilamos para poder recibir ese mensaje.
Simplemente en este momento, este escrito quiere comunicar algo, hay personas a un lado que se comunican hablando de plantas, personas afuera hablando de mil cosas. Nunca nos callamos, nunca se descansa de la comunicación y eso es lo que hace al ser humano una especie única, las células y los animales se comunican, sí, pero no para echar relajo o para saber cómo les fue ayer.
El 90% de mi mundo comunica, el otro 10% es solo para mí.