En la actualidad vivimos en una era tecnológica en la cual la mayoría de la población mundial está inmersa debido a la propagación de contenido. Ésta es capaz de generar en pocos segundos y al bajo costo que representa en comparación a los medios tradicionales antiguos (Correo, Televisión, Medios Impresos, etc.); sin dejar de lado la practicidad que genera al tener literalmente toda la información que necesitamos en la palma de la mano a través del Internet lo cual es aprovechado por las marcas y empresas para atraer a su mercado meta.
Descifrando al Consumidor
Desde el momento en el que despertamos hasta que estamos incluso dormidos, estamos recibiendo y compartiendo información en todo momento. La mayoría de las veces sin darnos cuenta mediante el uso de aplicaciones móviles e Internet. Por lo que las empresas y marcas basan su toma de decisiones y estrategias en lo que consumimos y lo que no día a día. Se basan en redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Whats App, etc.
El consumidor tradicional anteriormente era prácticamente predecible. Las marcas basaban todas sus estrategias y decisiones en sus hábitos de compra. Retenían a sus consumidores a través de campañas que logran enganchar con los sentimientos del consumidor. Se diferenciaban en el mercado por precio, tamaño y calidad. el consumidor se casaba literalmente con una marca a la que le era cien por ciento fiel, no la cambiaba por nada.
Actualmente esto ya no es así debido a que el consumidor es totalmente tecnológico por lo que al igual que la tecnología están cambiando constantemente, lo que les gusta hoy mañana ya no y viceversa es totalmente impredecible por lo que las empresas y marcas tiene que hacer uso de la información que estos comparten de manera libre por medio de las diferentes aplicaciones que utilizan, ya que les permite conocer en su totalidad sus gustos, preferencias y crear productos o estrategias con base en esto.
Esta información la compartimos todos como consumidores sin darnos cuenta, de la misma forma exigimos que las marcas nos contacten por este medio debido a su practicidad.
Actualmente el éxito de un producto o servicio radica en qué tanto la empresa conoce a su consumidor y el valor que éste le ofrece basado en la información que recolectó por diferentes medios. Es como encontrar una mina de oro y explotarla. El consumidor no está consciente de la información que comparte ni lo que quiere la mayoría de las veces. Por eso es habilidad de las empresas el filtrar esta información y saberla explotar de buena forma sin caer en la sobre explotación.
¿Uso Medido o Abusivo?
El uso correcto de la información que compartimos parte de una línea extremadamente delgada que marca lo que es ético y lo que no. El uso de información por parte de las marcas, siempre y cuando sea compartido libremente por el usuario, es ético si se usa para ofrecerle al consumidor lo que está buscando, mejorar un producto o servicio, saber lo que opina de ti.
Cuando se vuelve anti-ético es cuando esta información se propaga de manera desmedida sin en el conocimiento ni autorización. Esto con el fin de manipular al consumidor, ya que se convierte en acoso por parte de los productos y marcas. Te sientes incomodo, incluso harto, y lo que haces es comenzar a bloquear todo este tipo de contenido.
En consecuencia es contraproducente:
- Para la empresa, porque ya el consumidor los detesta por la sobre publicidad que manejan.
- Para el usuario, que en lugar de establecer un vínculo con la marca genera odio o le deja de comprar por el exceso de información.
Usuario ¿Victima o Cómplice?
En la actualidad es indispensable usar la información para poder facilitar la obtención de algún beneficio. Tanto del lado del consumidor como de las marcas, estoy de acuerdo con el uso de esta información ya que no podemos tener mejoras o productos si las empresas no saben lo que queremos. Pero el compartirla depende de cada persona.
La información es el bien más preciado que tenemos y a veces no estamos conscientes de ello. El que tiene la información tiene el poder de decisión y de exigir lo que necesita. Hay una doble moral muy marcada en el compartir información ya que la gente busca reconocimiento todo el tiempo. Como por ejemplo en Instagram, donde estamos compartiendo 24/7 todo lo que hacemos, dejando de un lado la privacidad del individuo pero no quejamos cuando esta información es compartida sin tomar en cuanta que nosotros estamos generando y compartiendo esta información.
Pensar Antes de Compartir
La única forma de controlar el uso desmedido de esta propagación de información es siendo conscientes del valor que tiene lo que compartimos. Si queremos ser ricos en información o carentes de ella como el oro en la antigüedad, la privacidad es oro puro y depende de nosotros vendiéndolo o inclusive regalándolo al mejor postor con tal de estar en tendencia en el mundo y consumir lo que nos ofrecen actualmente o no.
Podemos pensar antes de compartir la información comparándolo con oro respondiendo a la siguiente pregunta; ¿Si encontrarás una mina de oro compartirías todo lo que sabes de ella para que alguien más tenga un beneficio? o ¿Lo guardarías como tu mejor secreto para obtener el mayor beneficio propio?.