Los influencers, aquellos individuos nativos de las redes sociales, de los cuales se suele hablar mucho y mal, incluso me he llegado a sorprender al sentarme en eventos con colegas, publicistas y mercadólogos, que hablan mucho de algo sobre lo que claramente les falta información.
Pero tampoco les culpo, ya que los medios han hablado (y siguen hablando) sobre casos puntuales, de mal uso de los influencers, o de malos influencers que sí intentan aprovecharse de su fama y su audiencia.
De lo único que son culpables es de no querer ver el beneficio en el uso de los influencers, mientras que no tienen ningún problema en usar, o recomendar el uso de otros tipos de medios como Rádio, TV o prensa escrita. Incluso medios digitales.
Entonces… si ya se reconoce el potencial del uso de las redes sociales como un medio publicitario más… ¿Cuál es el problema con los influencers? En mi opinión se trata de prejuicios y opiniones pre-fabricadas, basadas en el señalamiento de esos malos usos y malos “influencers”. Por eso, hoy quiero dar voz a algunas de esas bonanzas que los influencers han aportado desde su “boom”.
Excelente estrategia de Content Marketing
Por supuesto, empezamos por la bonanza más obvia de todas, son una de las mejores herramientas de marketing digital que hoy en día existen. Y la mejor evidencia de ello, se recoge en el reporte del Influencer Marketing Hub, y es el aumento global de inversión en influencer marketing desde el 2016 a 2022, que ha aumentado un 864%. Cualquiera que entienda de datos, puede afirmar que esta tendencia de más de 2 puntos anuales está muy lejos de ser una tendencia pasajera.
Promotores de movimientos sociales.
Las redes sociales proporcionaron una plataforma para dar voz a aquellos que no tenían voz en los medios controlados por las agendas económicas y políticas. Y proporcionaron el acceso a una información que de otra manera no hubiera tenido acceso.
El caso más conocido de esto ha sido la primavera árabe, en la que ciudadanos coordinados por las redes sociales pudieron hacer frente a los poderes represores. En ese hervidero surgieron líderes sociales que dieron voz a los sin voz, y representación a los que no se sentían representados.
De ese caldo de cultivo salen líderes (o influencers) como Malala Yousafzai, Premio Nobel, y quién escribía un blog para la BBC Urdu bajo un pseudónimo, donde explicaba la vida en Pakistán bajo el dominio Talibán. O Greta Thunberg, reconocida influencer por la conservación del medio ambiente.
Sí, Malala y su blog entran dentro de la definición de influencer, ya que es creadora de contenido en una plataforma digital, con una audiencia. Tenemos que sacarnos esa idea que influencers son sólo los que publican en redes como instagram o tiktok, y que engloba todo el ecosistema digital.
Promotores de la educación.
Años atrás tuve el placer de ser invitado a la primera EduCon de YouTube en las oficinas de Google en México, donde conocí multitud de creadores de contenido educativo (matemáticas, música, ciencia,…), y en la que los chicos de Google nos compartieron un dato que quedó grabado en mi mente como fuego: En Google se ve 4 veces más videos educativos y de Know How, que videos de gatitos”.
Es decir, que se consume mucho contenido formativo, porque hay creadores de contenido formativo. ¡Qué maravillosa época que vivimos en la que no saber sobre algo, es prácticamente una decisión personal, y no un fruto de las circunstancias! ¿Cierto?
Allí, por ejemplo, tuve el placer de conocer a @JulioProfe, un creador de contenido de matemáticas. Un profesor de mates y física que hoy en día es de las personas más influyentes entre los jóvenes en Colombia, y que incluso ha aparecido en el famoso video anual YouTube Rewind.
Defensores del consumidor (#deinfluencing).
Del mismo modo que son populares los influencers o creadores de contenido que hacen reviews de producto recomendando productos o servicios, ahora ha surgido el deinfluencing, influencers que dan recomendaciones sinceras y objetivas, en los que pueden llegar a aconsejar NO comprar un producto o NO contratar un servicio, si este no cumple lo que promete, si es un fraude, o si simplemente, no es un buen producto.
Uno de estos ejemplos sería el canal de “Pongámoslo a Prueba”, en el que Jimmy Álvarez, donde literalmente pone a prueba productos, retos y tendencias virales, desenmascarando si realmente son o no.
Como puedes ver, hay muchos influencers, creadores de contenido con un buen contenido de valor, y que no son “adolescentes que hacen bailecitos estúpidos y que quieren cosas gratis”.
Son defensores del pueblo y de sus libertades, protectores del medio ambiente y del consumidor; y formadores que transmiten su conocimiento de una manera que nunca antes hecha. Todo, a la punta de tus dedos.