Hace unos días en una red social leí comentarios sobre la situación general de la pandemia y me llamó la atención que varias personas mencionaban que empezaron a ver escasez de ciertos productos en los anaqueles. Culpaban del desabasto y sin reparo a las marcas mismas con el argumento de que se estaban aprovechando de la situación para generar más demanda y así aumentar los precios.
Es grave para una marca que se generalicen opiniones lapidarias de este tipo. Son conceptos graves que pueden perjudicarla con la agravante de perder el prestigio que tanto trabajo y recursos invertidos le han costado. El consumidor muchas veces no razona los motivos por los que quizá no haya productos en el anaquel: compras de pánico, falta de materias primas, mala planeación del autoservicio en sus compras, mal cálculo de resurtidos por la emergencia, etc. No, el consumidor se lo achaca generalizando y directo a las marcas.
Cuando los consumidores confían en las marcas, no justifican sus decisiones de compra: compran
Es cierto que la confianza del consumidor está disminuyendo en la economía global, y que en momentos como estos, el capital de una marca duramente ganado pueden erosionarse durante estos meses. Las recesiones como la que nos ataca, obligan a las empresas a ser más inteligentes al momento de comunicarse con sus consumidores. Centrarse ahora en cómo la marca es enpática con el consumidor y cómo esa diferencia crea valor en su uso y beneficios -si los tiene- para apoyarlo en esta contingencia, aumenta la confianza en la marca. Es momento de estar con el consumidor sin mezquindades ni ventajismos. Hay estrategias de Marketing para hacerlo y lograrlo.
No es momento de pensar en aumento de precios
Nosotros no producimos productos, pero sabemos y tenemos el “filing” y las métricas del mercado para saber cómo actúan y piensan los consumidores en épocas de crisis. Cuando el mercado se contrae y baja la demanda, las empresas a menudo cambian su enfoque del pensamiento centrado en la marca al pensamiento centrado en el precio. Así comienza la viciosa espiral descendente donde el valor de la marca se erosiona, lo que a su vez reduce los ingresos; lo que tensa aún más los cinturones y el valor continúa erosionándose. La única respuesta a una recesión es una respuesta proactiva. Invertir en las marcas ayudará a retener a la audiencia y atraerá a nuevos consumidores al ganar participación de marcas más débiles. Solo los jugadores mejor posicionados sobrevivirán y prosperarán.
Conclusión
Es tiempo de “vacas flacas” y aparentemente se quedarán famélicas en corto tiempo pero no es tiempo de arriar banderas, ni de bajar la guardia ante un mercado recesivo, es tiempo de invertir para estar al lado del consumidor creando contenido de valor, haciendo videos con consejos prácticos de salud y limpieza, apoyando las políticas gubernamentales en los medios que tengamos a nuestro alcance, usando nuestro sitio web para difundir cosas positivas. Yo creo, es momento de cambiar nuestro concepto de “ganar, ganar” por el de “apoyar, apoyar” al consumidor. En serio, será una buena inversión