Con la misma velocidad con la que avanza la interconectividad en nuestras vidas y nos vuelve dependientes de ella, cobran poder los grandes corporativos tecnológicos que la ofrecen, sin que aún se pueda dimensionar la implicación que esto tendrá en un futuro no lejano.
El ejemplo inmediato de los dioses del internet, que ha desatado la reflexión y polémica, es el caso de la red social Parler, preferida por los seguidores del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, los mismos que irrumpieron en el Capitolio el pasado 6 de enero en un intento por sabotear el resultado electoral que dio la presidencia a Joe Biden.
Parler surgió como una alternativa creada por la derecha conservadora de Estados Unidos, para emitir ‘con libertad’ juicios y opiniones, sin ser ‘cancelado’, según su propio slogan.
El caso es que, luego del incidente del Capitolio, que causó la muerte de cinco personas, tanto Apple como Google decidieron cerrarle la cortina a Parler en sus tiendas digitales.
A la red social le quedó la alterativa de buscar servicios de alojamiento en la nube para sus servidores, y decidió contratar los de Amazon Web Services (AWS).
Pero luego de la expulsión por parte Apple y Google, Amazon decidió ‘bajarlo de su nube’, anulando la operación de la red social. Así que Parler tendría que buscar un nuevo servicio en la nube.
Pero el sector tecnológico parece haber cerrado filas para no dar cobijo a esa red y, por el contrario, anda a la caza de esos pensamientos incendiarios que la derecha conservadora hubiera sembrado en algunas redes sociales.
La verdadera discusión, más allá de si se trata de seguidores de Trump o no, es el poderío que han dejado ver las firmas tecnológicas para decidir a quién silencian en la gran red de interconexión que es internet.
Algunos planteamientos señalan que, si bien en su calidad de tiendas, Apple Store y Google Play Store pueden decidir qué vender o no, de acuerdo con sus protocolos y reglas de contrato, no es el caso de Amazon Web Services, al ser una firma que presta servicios.
En su defensa, Amazon argumenta que Parler estaba siendo un generador de contenidos que incitaban a la violencia y que, pese a las advertencias, la red social no borró.
Parler revira que, se trata de eliminar a la competencia e interpuso una demanda contra Amazon, en Seattle, en la que acusa al corporativo de violar la ley antimonopolio, de no respetar el contrato —donde se establece que, para poder rescindirlo, se tiene que dar aviso con 30 días de antelación—, de favorecer a Twitter y de estar actuando bajo un sesgo político.
Otra de los argumentos del director y cofundador de Parler, John Matze, es que los comentarios vertidos en su red no son distintos a los que se hacen en Twitter. Por eso, señala que, en todo caso, también tendrían que bajar el switch de la red de la palomita.
Por ahora, el análisis de fondo permite ver a los grandes corporativos tecnológicos como los nuevos dioses, como los ostentadores del bastón de mando que deciden a quien dejar pasar o no, a la nueva plaza pública que es ya internet.