Roger Goodell ya lo dijo en la conferencia Leaders in Sport en Londres el 2 de octubre de 2025:
“Volveremos a Ciudad de México el próximo año, lo cual nos entusiasma mucho”.
Así, el Estadio Azteca —hoy en remodelación para el Mundial— será nuevamente sede en 2026 de un partido de temporada regular de la NFL. Y no será cualquier regreso: será en el mismo año en que México será el corazón deportivo del planeta.
El último partido aquí fue en 2022, con los 49ers venciendo a los Cardinals ante un Azteca lleno y vibrante. Pero el amor de México por la NFL viene de mucho antes: fuimos el primer país fuera de Estados Unidos en tener un juego oficial en 2005… y hoy tenemos la afición más grande del mundo fuera de EE.UU., con más de 48 millones de fans.
El segundo mercado más importante es Brasil, con cerca de 37 millones.
En lo económico, el dato también impresiona: un solo partido de la NFL en la Ciudad de México genera casi mil millones de pesos en derrama. Hoteles, restaurantes, transporte, experiencias… todo vibra cuando llega la liga.
Y si sumamos el potencial mediático y turístico del Mundial, México se convertirá en el epicentro del sportainment global en 2026.
No es casualidad.
El país lleva años construyendo ese posicionamiento.
Desde la Fórmula 1 hasta la NBA, pasando por el World Baseball Classic, la UFC y el golf del LIV Tour, las grandes ligas ven a México y a la CDMX como una joya apasionada, diversa, joven y con poder de consumo.
La Ciudad de México ya no solo recibe eventos: los convierte en espectáculo de Pop culture, económico y emocional.
Se está convirtiendo en el nuevo hub del entretenimiento deportivo en Latinoamérica.

Food for Thought
Si México puede atraer a las ligas más grandes del mundo y generar miles de millones de pesos, ¿por qué seguimos sin apostar igual por nuestras propias ligas? El reto no es llenar estadios una vez al año con marcas globales, sino profesionalizar el deporte nacional, formar directivos capacitados y hacer que el talento y la inversión se queden aquí.
El sportainment ya está en casa.
Ahora toca construir la industria que lo sostenga.








