Neta que hoy no tengo ganas de escribir, lo que se ve en redes dan verdaderas ganas de cambiar de país y hasta de planeta.
Hoy pretendía redactar algo sobre los nazis tlaxcaltecas, pero la verdad ya me da mucha flojera. Es increíble que exista gente con tanta estulticia e ignorancia. Se me podrá tachar de lo que sea al decir esto, pero basta ver la bola de estupideces en las que creen para tener la autoridad de calificarlos como tales.
Es increíble la cantidad de idiotas que piensan que los crímenes de guerra del nacionalsocialismo alemán fueron tan sólo un montaje realizado por los aliados en búsqueda de desprestigiar tan admirables prohombres.
También me parece muy aburrido pensar que los medios de comunicación se empeñen en reportar y repetir como noticia una boda bastante cutre, en la que varios convidados utilizaron la versión tercermundista de unos uniformes dignos de carnaval de pueblo.
Increíble también que en vez de dar sauerkraut y embutidos, a los invitados sólo les sirvieran mixiote de pollo (neta, esto es verídico).
¡Mixiote de pollo! ¡Himmler nunca lo hubiera aprobado!
Esos argumentos a favor del nacionalsocialismo me recuerdan un poco aquellos que justifican la invasión rusa a Ucrania porque piensan que Vladimir Putin y toda su claque son líderes que buscan la paz y luchan contra la injerencia de potencias extranjeras. Justificando su actuar porque va en la misma línea de su pensamiento antiyanqui bastante trasnochado.
Tampoco pienso escribir sobre eso que anda rebotando en diferentes plataformas: La acusación de “traición a la patria” que tirios y troyanos realizan contra sus respectivos adversarios. De manera definitiva, uno de los pocos logros de este gobierno ha sido el de desgastar algunas palabras de tanto usarlas.
Términos como “conservadores” y “fifís” ya han perdido todo lustre y se encuentran sumamente deteriorados; ahora la frase “traidores a la patria” se encuentra en el mismo proceso de devaluación debido a que ambos bandos la emiten sin limitante alguna junto con amenazas que rayan en lo ridículo. ¿Qué es un fusilamiento pacífico?
Hay que decirlo, cuando tienes la seguridad de que alguien que no piensa como tú debe de ser tachado de “traidor a la patria” y procesado de manera legal por ello, tu actitud no puede ser calificada más que de fanática y sectaria.
Hoy tampoco quiero hablar del coraje que me da recordar que hace un año ocurrió el terrible accidente de la línea 12 del metro capitalino (aquí escribo al respecto) y como, desde entonces, las autoridades siguen fingiendo demencia, esquivando el tema. Seguimos sin responsables y sin culpables; seguimos habitando en el país del “aquí no pasa nada”.
Tampoco tenemos ni una remota y pajolera idea de que es lo que está ocurriendo con su rehabilitación ‒que casualmente está siendo realizada por la empresa culpable‒, ni de cómo va esta, ni para cuando la pondrán en funcionamiento de nuevo.
Tan sólo salen en videos muy producidos en redes sociales para decir que “ya pronto” solucionarán todo, pero sin comprometerse a nada.
Nosotros, los simples mortales, sólo podemos ver cómo la gente realiza colas larguísimas para abordar los lentos y destartalados camiones que tardan muchas horas en realizar el trayecto de la fallida línea mientras que la jefa de gobierno ‒que se ha transformado en regenta‒ tiene la cándida idea de ser candidata presidencial y se encuentra en plena campaña.
¿Será que Claudia obtenga el dudoso título de ser la primera gobernante de esta sufrida ciudad que entregue menos kilómetros de metro de los que recibió?
Lo peor de todo es que nuestras estúpidas autoridades, federales y locales, dicen que es poco ético e inmoral siquiera mencionar el asunto.
De la misma manera, tampoco pienso tocar el tema de las personas que entregan su alma y su intelecto a políticos; de los que creen que existen mesías y de que estos son incapaces de errar y si lo hacen, culpar a terceros, al pasado o a entidades superiores. De los que creen que es una buena idea dar toda tu confianza a un político.
Tampoco pienso mencionar el tema del ridículo “May the fourth”, fecha en que todo mundo se sube al tren del mame de Star Wars y que Disney muy bien aprovecha para presentar una serie relativa ‒¡una más!‒ y demuestra que no tiene empacho en ordeñar y exprimir a esa vaca de la peor manera posible ya que los fanáticos ahí estarán para echar porras y fomentar más aún este cuento de nunca acabar.
La franquicia perdió su originalidad hace décadas y lo que hoy queda es un espantoso bodrio comercial que lo único que aporta es una buena carretada de dinero que sus fieles seguidores no tienen empacho en llenar hasta los bordes.
La verdad es que casi todos los temas en boga están muy chafas y no vale la pena reflexionar sobre ello.
¡Así que, olvídenlo, hoy no voy a escribir de nada!
(…y no, no estoy amargado)