El interés comercial en patrocinios deportivos ha crecido a lo largo de los últimos años, pero sobre todo han incrementado las estrategias enfocadas a la activación eficiente y retributiva de los mismos.
Continuamente vemos el interés progresivo de empresas de distintos sectores por explorar nuevos mercados y ampliar de esta forma sus alcances, tanto a nivel comercial y de negocio, como de percepción y vínculo con el público.
El negocio del deporte se posiciona como uno de los escenarios perfectos para desarrollar estas acciones, ya que posee cualidades atribuibles a cualquier sector demográfico, psicográfico y geográfico. No importa a qué te dediques, en qué entorno te desenvuelvas o tu edad; el deporte es aprehensible por cualquiera y capaz de potenciar un vínculo emocional que no discrimina.
Bien lo decía Nelson Mandela: “El deporte tiene el poder de inspirar. Tiene el poder de unir a la gente como pocas cosas lo tienen. El deporte puede crear esperanza donde alguna vez hubo solo desesperanza. Es más poderoso que el gobierno para romper barreras raciales”.
Utilizando esta premisa como punto de acción, podemos entender que un patrocinio deportivo es de por sí redituable por ser sujeto a un target extremadamente amplio, pero solamente verá su clímax en el momento de activarlo y provocar que el público sea partícipe de forma activa y emocional en esta sinergia comercial.
El éxito de una campaña de activación de patrocinios deportivos radica en conocer el comportamiento de los aficionados y de entender un medio con un contexto histórico, antropológico y social extenso y sublime. Asimilar el deporte como algo más allá de un juego, es lo que deriva en estrategias emocionalmente poderosas y memorables para el consumidor. El deporte funge como un enlace único entre multitudes y sentimientos; las marcas que actúan en este ámbito, tienen la oportunidad de llegar a lo más profundo del corazón, lealtad y pasión de los consumidores. Es ahí donde dejan de convertirse en sólo productos, servicios o personas, y trascienden a ser parte del arraigo emocional del público.
Hasta ahora, el flujo “normal” de ejecución de los patrocinios es a partir de las marcas hacia el deporte, sin embargo, los mismos equipos también deben de empezar a desarrollar células de trabajo alternas a la operación cotidiana, enfocadas en hacer que sus patrocinadores activen, ya que esto ocasionará un beneficio de “efecto boomerang” hacia el valor de su propiedad. Fortalecer estas sociedades e implementar planes a largo plazo, permitirán un mayor rendimiento y posicionamiento entre los aficionados.
Poco a poco se va construyendo una cultura alrededor de los patrocinios deportivos, pero sin duda es responsabilidad de nosotros, los profesionales de la comunicación y el marketing, de generar extrategias de valor y de empaparnos día a día de las nuevas tendencias para brindarle a nuestros clientes. Asimismo, podemos ser protagonistas de la evolución de este negocio, al proponer planes 360º que propicien la interacción del público. Queremos que la gente se involucre, no sólo que compre. Nuestros objetivos deben de ser hacerlos sentir, pensar y comunicar.