Para quienes me han hecho el favor de leerme, saben que soy un ultradefensor de la libertad de expresión. Pero en internet mucho más, sin embargo, hay prácticas que creo y sin ningún puritanismo, que deben limitarse o controlarse y no por decretos o prohibiciones del medio, sino por autorregulación o por supervisión y consejos de los padres con sus hijos sobre temas tan delicados como lo es el de sexting.
¿Qué es el sexting?
Contracción de sex y texting- o sexteo es un término anglosajón. Se refiere a la generación, por parte del propio remitente y al posterior envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio generalmente de teléfonos móviles.
Y por qué defiendo al medio, trátese de redes sociales, sitios web, blogs, Apps, etc. Por la sencilla razón de que el medio no “tiene la culpa” del mal uso que se le de. Es un medio de comunicación que sí, tienen pros y contras, pero cada quien lo utiliza como se le venga en gana y es su exclusiva responsabilidad lo que publica, lee o ve. Es como si dijéramos que la carretera a Querétaro es peligrosa porque ha habido accidentes fatales; no, éstos son ocasionados por impericia de los conductores, causas mecánicas o fortuitas, pero no a causa de la autopista.
Me preocupa porque el sexting es una tendencia en ascenso entre los internautas de todo el mundo, incluyendo México. Especialmente entre los jóvenes de 15 a 22 años de edad que tienen a su alcance o son dueños de un smartphone y/o usuarios de redes sociales como Facebook o Twitter y en apps como Secret, Skype, SnapChat, Vine, Foursquare, Pinterest, WhatsApp e Instagram. Estos jóvenes son muchas veces enganchados por perfiles ficticios que ponen en peligro su honor, intimidad, integridad e imagen. Quedando expuestos a la sextorsión, ciberbullying, tráfico de personas y la pornografía infantil que son los principales y graves problemas que se pueden derivar de esta práctica nociva. Tan solo Facebook calcula tener más de 80 millones de perfiles falsos de sus ya 1,490 millones de usuarios activos.
El gran peligro de el sexting
Recuerda que todo lo que envías puede llegar a ser público y hay riesgos, sobre todo, considerando lo sencillo que es enviar una foto o un mensaje. El uso de las redes sociales hacen que sea aún más fácil publicar cosas rápidamente. Así como más difícil que tengas el control sobre quién recibe los textos o las imágenes que publicas y a dónde se viralizan y puede ser sumamente difícil eliminar su propagación. El bulling, intimidación, extorsión, chantaje, noviazgo, coqueteo, exhibición, impulsividad, presión de amigos o venganza, son las principales causas de esta práctica.
¿Que tanto se practica en México?
No encontré mucha información estadística, sólo una encuesta de 2011 publicada en el blog elegales.wordpress.com y una infografía en articuloSiete.com. Me permito compartirles para medir la magnitud del problema:
Una encuesta reveló que el 90% de las personas que envían sexting, autofotografiándose en poses eróticas o desnudas, son mujeres. En una amplia encuesta realizada a más de 10.000 estudiantes mexicanos de cuarto de primaria hasta tercero de secundaria (el 85% tenía entre 12 y 16 años). En la encuesta el 8% de estos jóvenes reconocen haber enviado imágenes suyas desnudos o semidesnudos a conocidos o extraños. El 36,7% de los encuestados dijo conocer a alguien que ha enviado o reenviado imágenes de ese tipo. El 10,2% reconoció haber enviado mensajes de e-mail o de SMS con insinuaciones sexuales (sexting textual).
Datos duros sobre sexting
Luz María Velázquez Reyes, del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, comunicó en noviembre de 2011 las siguientes cifras después de entrevistar a 708 estudiantes (232 de bachillerato y 476 de licenciatura):
- 80% habían visto imágenes de personas semidesnudas o desnudas en las redes sociales.
- 20% se tomó fotografías o videos sexualmente sugestivos.
- 20% recibió invitaciones para retratarse en poses eróticas o pornográficas.
- El 45% compartió material erótico recibido por teléfonos celulares.
- 10% lo ha publicado en sus perfiles o lo ha enviado a sus contactos.
- 60% recibió imágenes o videos con estas características.
- En el 25% de los casos, los jóvenes los comparten con su pareja, el 10 por ciento, con personas cercanas.
- El 55% de los encuestados conoce a alguien que guarda fotografías o videos de novias.
Como ven, no es un asunto menor el que nuestros jóvenes se estén implicando en esta práctica. Debemos de tener cuidado pues para muchos de ellos, el sexting es algo común y muy de onda o cool. Y las cifras de la encuesta corresponden a 2011, cuando los smartphones de gama alta aún no tenían una penetración importante (se calcula que para 2015 habrá 62.5 millones de smartphones y el 35% serán de gama alta) por lo que debemos pensar que a mayor crecimiento de estos dispositivos, mayor incremento de prácticas como el sexting.
¿Cómo prevenir el sexting?
Antes que nada es endenter qué es el sexting. Aunque el sexting puede ser divertido e inofensivo para algunos, también puede ser perjudicial e incluso peligroso. Han aparecido en las noticias numerosas historias de adolescentes que han sido acosados o incluso chantajeados tras enviar mensajes o imágenes sexuales. Entonces, ¿cómo podemos evitar que nuestros hijos hagan sexting? He aquí algunos consejos:
- Habla con tus hijos sobre el sexting. Explícales qué es y por qué puede ser perjudicial.
- Establece normas sobre el sexting. Deja claro que enviar o recibir mensajes o imágenes sexuales no está permitido.
- Supervisa el teléfono móvil y la actividad online de tus hijos. Comprueba regularmente sus mensajes de texto y sus cuentas en las redes sociales.
- Enseña a tus hijos a tener cuidado con quién envían mensajes o imágenes sexuales. Sólo deben enviarlos a alguien en quien confíen y que sepan que los mantendrá a salvo.
- Si tu hijo envía un mensaje o una imagen sexual, no reacciones de forma exagerada, mantén la calma y habla con él de por qué ha sido una mala idea.
Siguiendo estos consejos, puedes ayudar a evitar que tu hijo envíe mensajes sexuales y mantenerlo a salvo de cualquier daño.