Corría el año de “1980 y pico” cuando fui por primera vez a Sea World y conocí a los seres más interesantes del planeta (interesantes después de La Generala, que en las siguientes semanas cumplirá 2 años, la muy, muy…); OK, me refiero a ¡LAS ORCAS!

Recuerdo que, en esa ocasión, me acerqué al estanque y se me caía la baba por lo imponentes y estéticas que se veían. De repente, una de ellas brincó, hizo “splash” y como meme de “Brian sin suerte”, al único menso que le cayó el agua fue a mí y terminé oliendo a lo mismo que huele el lunch de Jaimito, el de Conta.

Regresando al tema, eso no me marcó. ¡Al contrario! Con los años me obsesioné con los cetáceos y conocí muchas cosas increíbles sobre las orcas. Por ejemplo: además de ser súper protectoras de su manada, son unas impresionantes estrategas y todo lo que aprenden, se lo transmiten a las nuevas generaciones. Tienen un nivel de consciencia tan particular que parece que piensan en el presente, en el futuro, y aprenden del pasado para beneficio de su manada.

Con los famosos ataques de Gladys y su grupo (esto suena a cartel), que ahora resulta que todas se llaman Gladys (Gladys blanca -la mayor-, Gladys gris, Gladys negra, etc.), me llama mucho la atención que, al parecer, la más vieja de la manada le está enseñando a las más jóvenes a atacar a las embarcaciones.

¿Estarán jugando? ¿Lo harán en venganza por algún trauma, tío Presno? WTF?!?!? Tranquilos, lectores queridos. Nadie lo sabe aún. Solo hay hipótesis.

Lo que sí tenemos claro es que, hoy por hoy, tanto Gladys como su manada -y su especie en general- están en boca de todos.

No hace falta poner en letra bold lo rayado que estoy con estas noticias y su estrategia de ataque en aguas españolas, en los últimos 3 años:

1. Estudian las embarcaciones.
2. Se acercan sigilosamente a ellas por debajo.
3. Juegan con los timones hasta romperlos.
4. Finalmente, voltean las embarcaciones hasta hacerlas naufragar.

¡Brutal!

Sigan mi tren de pensamiento:

Cuando dejé mi vida de Godínez hace siete años, no solo fue porque ya no aguantaba oler diariamente el atún en lata de Jaimito, el de Conta, sino también para convertirme en un emprendedor digital millennial.

Juraba que el mundo era un gran océano lleno de peces y yo era un tiburón, haciendo servicios de Community, contenidos y reporteo.

Con los años, me di cuenta que había más tiburones en este mar, haciendo lo mismo; algunos con mejores armas para ganarme en este negocio. Sin embargo, el servicio de reporteo seguía siendo una solicitud recurrente entre mis clientes. Ahí fue que me topé con la Blue Ocean Strategy que, a grandes rasgos, consiste en lo siguiente:

• Crear un espacio sin competencia en el mercado.
• Hacer que la competencia se torne irrelevante.
• Crear y captar nueva demanda.
• Romper la disyuntiva entre valor-costo.
• Alinear todo el sistema en las actividades de una empresa con el propósito de lograr diferencia y bajo costo.

Si bien WatsonData nació como agencia para crear contenidos y hacer Community Management, evolucionó para ser principalmente una agencia de investigación digital; una de las pocas en el país que además, entiende de estrategia digital o lo que hacen los demás creativos, por su origen.

En fin, olfatear esa oportunidad fue crucial para el crecimiento de este changarro que su seguro servidor y amigo actualmente lidera.

¡Al grano, tío Presno!

“Todos quieren bailar con la más guapa de la fiesta” a la hora de prospectar, esperando que así consoliden su emprendimiento. Les tengo malas noticias: la fila es demasiado larga y todos tienen las mismas cualidades o mejores tácticas que todos nosotros para “ligársela”. ¡No se desgasten!

Primero piensen como las orcas (en el hoy y el mañana, aprendiendo del ayer, en favor de su supervivencia). Luego, usen la estrategia del Océano Azul porque hay muchas marcas allá afuera -de diferentes giros y tamaños- que podrían interesarse algo que ustedes saben hacer diferente y mejor que los demás.

Y ahora sí, como Gladys, hagan una estrategia de ataque (sin derribar, obvio) y “¡a por ellas!”.

Nota al pie: Gladys se llama así en memoria del nombre que Bonaterre le dio a la especie en 1789: “orca gladiator”.

Nos leemos pronto.