Un gran error en ecommerce es no conocer la forma en la que nuestros clientes actuales y potenciales navegan en ella. Y este error se comete muchísimas veces.
Diseñar una página web pudiera parecer algo sencillo, pero no lo es, pero como nosotros la creamos o le pedimos a un tercero que lo hiciera y conocemos su estructura, llega un punto en el que no encontramos errores en su navegación y asumimos que para los usuarios será igual de maravillosa y fácil.
De tras de ese diseño hay un proceso de jerarquización donde quedan establecidas las secciones que deberá incluir, nos aseguramos (o deberíamos hacerlo) que sea una página responsiva para móvil, que sea compatible con los motores de búsqueda, que sea escalable y muchas cosas más que realizamos con ayuda de un programador.
Adicionalmente, la página debe ser fácil de usar y ahí es donde muchos fallan. Cuando hablamos de páginas de ecommerce este proceso debe ser todavía más cuidadoso pues cada que un consumidor abandona nuestra página tendremos una compra menos.
Como encargados de la estrategia de ecommerce debemos ser humildes y capaces de reconocer la ceguera profesional que muchas veces nos da.
Al consumidor promedio le toma menos de 8 segundos navegar en una página web y decidir si le parece relevante.
Generalmente si la gente sale de una página sin realizar la compra, gran parte de las veces se debe a que no le fue posible encontrar lo que estaban buscando o que algo en el camino lo dificultó lo que afectó su experiencia de compra.
Ya sea porque la página no está correctamente optimizada o el proceso resulta demasiado engorroso, la gente abandona la página y busca alguna otra opción.
Pero, cómo sabremos lo que está pasando si nos limitamos a asumir la falla en lugar de preguntarle al usuario.
Evaluar una página de ecommerce o cualquier página web debería estar como uno de nuestros principales objetivos a cumplir desde que diseñamos nuestra estrategia, y dicha evaluación debería realizarse idealmente con el consumidor real.
Pero aún cuando no sean usuarios reales, debido a que nosotros les estamos pidiendo que ingresen a nuestro sitio, la información que obtengamos nos ayudará a comprender la experiencia del usuario, conocer algún defecto de diseño que se esté pasando por alto y obtener retroalimentación de navegación de no expertos.
Generalmente a estas personas, que antes de nuestra solicitud muy probablemente no nos conocían, les son asignadas una lista de tareas. Se les pide explorar la página, ya sea que lo hagan en la intimidad de su casa o que acudan a una agencia donde son acompañados por un moderador que va observando el recorrido y su comunicación no verbal.
En la primera opción esperaremos a que se termine la navegación y que respondan las preguntas de la encuesta que les enviamos para analizar los resultados. En el caso de la segunda opción, cuando los tenemos ahí frente a frente podemos hacer un número mayor de preguntas abiertas que nos ayuden a comprender su experiencia.
En la usabilidad web de cualquier página de ecommerce se deberá evaluar tanto aspectos técnicos y tiempo de carga, como el diseño en sí de la página. Y nada mejor que ver al usuario real navegando en ella.
La investigación de mercado ofrece al dueño de la página web un panorama real de lo que está pasando en el sitio y con ello podremos concentrarnos en zonas específicas en las que se deberían aplicar las optimizaciones logrando mejorar la experiencia del usuario final y con ello facilitar la compra.
¿Has revisado últimamente la usabilidad de tú página web? Platiquemos.
Una respuesta
Muy cierto una ecommers tiene que vender de forma fácil y sencilla