Muchos de ustedes usan Facebook o tienen a cargo actividades de marketing digital en las que se incluye el manejo de redes sociales, en el segundo caso, seguramente están pensando en qué es lo que debemos hacer para poder aumentar nuestro alcance con los seguidores de nuestras páginas y trabajando arduamente en ello, pero en ambos casos, tanto usuarios como páginas seguramente queremos lo mismo: ver cosas relevantes en Facebook y también que otros tengan oportunidad de hacerlo.
Por eso, y porque el tiempo cada vez es más limitado en esta hiperconexión e infoxicación en la que vivimos por los avances tecnológicos, sería mucho más eficiente y placentero que los minutos que dedicamos a esa red social, tengan valor y sentido. Pero eso no sólo es responsabilidad de los creadores de contenidos como las fanpages y los personajes públicos, es también tarea de todos los individuos que actuamos como usuarios de Facebook.
El funcionamiento de Facebook
Esa red social que todos tenemos y que tanto tiempo nos quita, tiene como finalidad darnos un servicio eficiente que nos divierta y que nos ayude a conectar con otras personas para así, crear un sentido social “virtual”, pero al final, es sólo un programa que hace determinadas cosas en función de los impulsos que recibe y atendiendo a los famosos algoritmos de los que seguramente han escuchado hablar.
Esos impulsos (que interpretan los algoritmos) son las interacciones que el usuario tiene con lo que lee, es decir, las emociones (desde el gusto hasta el enojo), los comentarios, las menciones a otros usuarios o páginas y también cuando el usuario comparte lo que está viendo. Cuando un usuario hace alguna de esas cosas, la red social asume que la publicación es buena y se la muestra a alguien más, de lo contrario, aunque permanece en el perfil de la persona que haya hecho la publicación, ya no se le muestra a nadie más.
¿Qué implica esto?
Es muy simple. Tenemos como usuarios una responsabilidad importante: somos jueces de contenido, somos las personas que vamos a determinar lo que puede o debe continuar apareciendo en otros perfiles o aquello que de verdad no vale la pena y deberíamos sacrificar por otro contenido mejor.
Hay muchas cuentas tanto personales como páginas, que están haciendo esfuerzos importantes de crear contenido que aporte algo, que sirva o que divierta. Contenido que no es ruido sino que aporta valor y que necesita que nosotros hagamos algo al respecto.
¿Qué se requiere de nosotros?
Esto es aún más simple. Dejar de ser anónimo. Dado que estamos teniendo esta realidad alternativa en redes sociales, sería muy bueno que empezáramos a actuar como una sociedad “virtual” de verdad y hacer algo por nosotros mismos y por la gente que nos rodea (también virtualmente), como lo haríamos en nuestro plano tridimensional. Si vemos una publicación buena, que aporta valor, que le puede servir a alguien de nuestros amigos o familia (aunque a nosotros tal vez no nos sea de inmediata utilidad), interactúa de la forma en la que quieras, pero no lo dejes pasar. Esto no significa que interactuemos con todas las publicaciones sólo porque vienen de algún amigo o familiar, todo lo contrario, la idea es que demos un premio al valor, a algo que merece la pena ser visto o comentado.
La realidad
Facebook sólo muestra los contenidos a un porcentaje muy pequeño de los seguidores, lo muestra a más cuentas sólo en función de la interacción. Adicionalmente, sólo muestra contenido de las últimas 50 cuentas (páginas o perfiles) con las que se ha interactuado, con lo que nuestra labor es crucial.
Las personas que se dedican al manejo de redes sociales, también deberían ayudar a que la gente comprenda el verdadero funcionamiento de Facebook y así cambiar ciertos hábitos que al final, nos beneficiarán a todos.
Hagamos de Facebook un mundo mejor: aportemos valor, no ruido. Interactúa.
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