Peluca roja, maquillaje blanco, amplia sonrisa y… colmillos afilados. Esta podría ser la descripción gráfica más minimalista de un personaje clásico de terror de nuestros tiempos; Pennywise, o como se le conoce más comúnmente: “ESO”.
La imagen de este personaje se popularizó en 1990 a raíz de la adaptación cinematográfica de la novela de Stephen King “Eso” (“It”), publicada en 1985. Y recientemente re-creada en una nueva versión fílmica, a estrenarse este 2017.
Un personaje ¿entrañable?
Gran parte del éxito de esta imagen (Pennywise, el payaso) viene de su originalidad como ícono. Al retomar imágenes infantiles tradicionales de payasos tipo Ronald McDonald o Bozo, que hacen referencia a la alegría y la diversión y combinarlos con elementos de terror (colmillos, ojos demoníacos, etc.), el resultado es muy efectivo. A muchos de nosotros la imagen del payaso no nos resultaba nada amigable de niños; incluso llegaban a ser aterradores o grotescos. En la novela, Stephen King nos explica que en sí, el monstruo Eso adopta diversas formas. En realidad se trata de una entidad de otro planeta que llegó hace millones de años a la tierra. Duerme en profundo letargo subterráneo por milenios, hasta que la actividad humana de la superficie lo despierta… y comienza su actividad aterradora como devorador y destructor.
Aproximadamente cada 27 años el monstruo despierta hambriento y causa numerosos episodios de violencia y muerte en la población ficticia de Derry, Maine. Para después volver a hibernar. El monstruo se alimenta del miedo de las personas y cuando se manifiesta ante sus víctimas, lo hace adoptando las formas que más les atemorizan (hombres lobo, cadáveres, animales, etc.). La más efectiva con los niños y adolescentes es la del payaso.
Viralización del terror
Sin ahondar más en la apasionante obra literaria de Stephen King, cuyas obras suelen estar entrelazas y relacionadas entre sí. Cabe destacar que su personaje Pennywise es tan efectivo, que es lo que más recordamos quienes vimos de jóvenes y niños la primera versión de la película: el terrorífico payaso de roja peluca, blanquísimo maquillaje, siempre sonriente y ofreciendo globos a sus inocentes víctimas (“Aquí todos flotamos”). Ésta pues ha sido la imagen que ha explotado la nueva versión de cine de la obra. Busca que quienes recordamos al payaso lo traigamos a la memoria. Y que quienes no lo conocen aún sientan morbo y curiosidad por conocerlo.
El tráiler de la nueva película superó los 5 millones de reproducciones el día de su estreno, nada más en Facebook. El mismo día comenzaron a circular los numerosos memes y adaptaciones populares. Desde payasos locales hasta jefes de Estado y figuras de la cultura popular. Todos asomados por la rendija de la coladera en la orilla de la calle, ofreciendo globos (y hasta cervezas) a todo el incauto que pase por ahí.
Aprovechando que tanto el autor de la novela como las distribuidoras cinematográficas cuentan con numerosos seguidores en redes sociales, no fue difícil lograr una viralización orgánica y espontánea entre los mismos usuarios.
Al final, se ha generado una gran expectativa entre el público. Queda por ver si el producto fílmico está a la altura de la viralización y, sobre todo, de la maestría literaria de Stephen King.