Los wearables prometen ser el hit de la medicina preventiva en el futuro inmediato. Recientemente se ha confirmado su capacidad para detectar de forma temprana el COVID-19, y dada su poca penetración se convierten en un mercado con alto potencial, por lo que no hay que perderlos de vista.
Estos accesorios que integran tecnología de última generación en pulseras, relojes, joyería o cualquier aditamento que pueda portarse, vestirse o, incluso, incrustarse a manera de implante corporal, han demostrado su capacidad para monitorear los signos vitales.
Un estudio presentado recientemente por el ITAM y The Competitive Intelligence Unit (CIU) considera que la adopción de wearables “se vuelve crucial en el diseño de cualquier política de salud”, dada su capacidad para monitorear los síntomas y concluir el diagnóstico de enfermedades.
Lo anterior, permite la generación de sistemas más completos de prevención y mantenimiento de la salud, con un impacto positivo en los costos.
Los estudios realizados hasta ahora calculan que en México hay 9.4 millones de usuarios de relojes inteligentes, lo que representa una penetración muy baja, de apenas 9.1%, de acuerdo con la CIU, de ahí el potencial enorme que se ha visualizado en estos dispositivos.
A penas en febrero, Apple Watch dio a conocer que su reloj inteligente era capaz de detectar el COVID-19 hasta una semana antes de que se manifestarán los síntomas, por medio de la medición de distintos signos vitales.
A esa noticia, ha seguido la divulgación de un estudio de la Universidad de Stanford que confirma que además del Apple Watch, los wearables de Garmin y Fitbin, también tienen la capacidad de realizar esta detección previa del virus.
Para llegar a esa conclusión, la Universidad trabajó con una muestra de 5 mil usuarios de wearables. Luego del monitoreo de los relojes inteligentes, se detectaron 32 casos de contagios por Covid-19, los que fueron monitoreados posteriormente por la Universidad, para descubrir que más del 80 por ciento, en efecto, presentó cambios en su frecuencia cardiaca, incluso nueve días antes de presentar síntomas e, incluso, si fueron asintomáticos.
Por lo anterior, la investigación concluyó que “los smartwatches pueden utilizarse para la detección, a gran escala y en tiempo real, de infecciones respiratorias, a menudo de forma presintomática”.
La ventaja que presentan los wearables sobre las pruebas convencionales son evidentes, puesto que son usados de manera permanente, y las mediciones y monitoreo son constantes, no tienen ni el costo ni de la dinámica de una prueba convencional que requiere sacar citas, ir al médico, esperar turno, etc.
El ITAM y la CIU destacan que las implicaciones de los dispositivos inteligentes en temas de salud son, incluso, más amplias, pues además del monitoreo, registro y análisis de signos vitales, también están enfocados en la medición de distintos parámetros de actividad física, hábitos alimenticios y sueño.
Explica que, al constituirse en interfases de recolección de datos, análisis y presentación de los mismos, y sincronizarse con algunas aplicaciones, pueden brindar recomendaciones para mejorar hábitos alimenticios e incentivar la actividad física.
Por ello, destaca su papel en la prevención de las enfermedades llamadas no transmisibles, pero que tienen un alto costo para el país, como la diabetes, obesidad e hipertensión, las que también han afectado más a las personas contagiadas por COVID-19.
Para los investigadores, además de monitorear a los pacientes y generar información y datos para el historial clínico, los wearables “podrían ayudar a reducir considerablemente los tiempos de espera y el número de consultas médicas”.
Lo anterior, sería algo que los derechohabientes de cualquier institución de salud en México agradeceríamos con mucho y, además, tendría un impacto positivo en los costos para el sector salud.
Actualmente, un Apple Watch tiene un costo por arriba de los 4 mil pesos, mientras que las enfermedades no transmisibles costaron 80 mil millones de pesos tan solo al IMSS.
La expectativa es que el uso de los wearables se vuelva tan popular como el de cualquier celular, pero con la esperanza de que sea mucho más rápido y vaya de la mano de una política pública que pueda sacar ventaja a esta tecnología. Tú, ¿qué piensas? Déjanos saber a través de nuestras redes sociales.