El nuevo etiquetado llegó a México. Mientras para muchos se trata de una situación sin sentido, para otros un gran logro que se peleó durante más de un año.
En julio de 2019 fue presentada en la Cámara de Diputados la iniciativa para modificar la Ley General de Salud en materia de etiquetado. Este tipo de advertencias está implementado con éxito en otros países como Perú, Uruguay y Chile.
En México fue una lucha contra grandes corporaciones como Bimbo o Coca Cola, quienes se oponían argumentando que les afectaría en ventas. La realidad es que no: quizá baje el consumo al inicio pero muy difícilmente generará un cambio sustancial en la mente del consumidor.
Durante años hemos estado acostumbrados al consumo de productos chatarra y sería mentira pensar que no sabíamos que la ingesta frecuente a la larga podría traernos problemas de salud.
La iniciativa fue avalada por expertos en materia de nutrición, que lejos de buscar satanizar los productos procesados, lo que busca es que como consumidor tomemos decisiones más informadas al proveernos de un etiquetado frontal de advertencia que informe, de forma veraz y clara, que el producto que estamos por consumir tiene exceso de azúcares, grasas o sodio, o que contiene ingredientes no aptos para niños.
El etiquetado esta ahora en todos los productos
Si uno visita la tiendita de la esquina o un gran supermercado se dará cuenta que prácticamente todos los productos cuentan ya con el nuevo etiquetado. Algunos rehicieron sus empaques para cumplir con la norma y otros pegaron las etiquetas sobre el producto.
Las reacciones en redes no se hicieron esperar. Se generaron diferentes memes, ya sea para burlarse del producto o sacando el etiquetado de contexto para agregarlos a otras situaciones como exceso de toxicidad, para referirse a una relación tóxica alto en amor, para acompañar una foto de un gato, vaya, hasta al presidente de la República Mexicana le tocó.
La NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051) sobre el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas pre envasadas entró en vigor el 1 de octubre.
La advertencia está ahí. ¿Llegó para quedarse o será algo que pierda vigencia una vez que forme parte de lo cotidiano y se vuelva invisible? Por lo pronto, como consumidores tendremos que decidir si lo consumimos o lo dejamos pasar.
Por: Astrid Sotomayor