Revista de Marketing y Negocios

Ansiedad social

El camino del conocimiento de nuestra propia existencia suele ser un tanto contradictorio, reconocer y hacernos conscientes de la realidad, es decir, de nuestra realidad, puede ser o no complicado.

Durante el encierro actual, muchos estudiantes hemos perdido contacto cara a cara con la mayoría de las personas con quienes nos relacionábamos cotidianamente, desde profesores, personal de servicio, familiares, amigos, etc. Una acción que antes parecía demasiado común, como convivir con nuestros profesores o compañeros en el salón de clases, hoy en día puede ponernos un poco nerviosos en las nuevas dinámicas de las clases en línea. Los publicistas ya nos enfrentábamos al mundo virtual antes de la cuarentena, el home office ya formaba parte de nuestra vida y también estábamos acostumbrados a pasar horas frente a un monitor. Sin embargo, ahora no sólo paso mucho tiempo haciendo mis trabajos de publicidad, también tomo clases de meditación frente a la pantalla, veo series y películas frente a la pantalla, tomo cursos de cocina frente a la pantalla, trabajo en mi negocio frente a la pantalla. Es decir, estar frente a la pantalla ya no es sólo para resolver cuestiones como publicista como lo era antes, ahora veo vida pasar frente a la pantalla, dejando atrás casi todo tipo de interacción física.

Puedo recordar que cuando anunciaron el encierro hace un año, una parte dentro de mí estaba tremendamente agradecida por no estar obligada a interactuar con las personas como en la vida cotidiana. Al principio yo sentí que lo estaba gozando. Sin embargo, después me di cuenta que cuando mis profesores me hacían preguntas durante las clases en línea era muy complicado poder contestar, no era el hecho de no saber la respuesta específica, sino los nervios recorriendo todo mi cuerpo pensando en que en algún momento diría una tontería. Y así, fui notando como las situaciones cotidianas se iban convirtiendo en situaciones incómodas creadas por mí, por mi contexto, por la falta de interacción cara a cara. 

Las personas con ansiedad social padecen de temor, nervios o pánico al actuar o interactuar con otros. Es normal sentir nervios cuando estamos en algunas situaciones como una entrevista de trabajo para ingresar a la agencia de publicidad que tanto deseamos, o la primera cita con alguien que acabamos de conocer; sin embargo, la ansiedad social te hace sentir ese tipo de nervios en situaciones ordinarias. También es cierto que la ansiedad social es un tema muy poco hablado en nuestra sociedad y en el ámbito publicitario, por lo que las personas no le dan la importancia que se merece y, por lo tanto, no reciben la ayuda adecuada en la mayoría de los casos.

Si crees que vives con ansiedad social, hay algunas señales que te pueden ayudar a identificarla:

– No interactúas por miedo a ser juzgado.

– Evitas situaciones donde puedes ser el centro de atención.

– Tienes que soportar algún acontecimiento social.

– Te ruborizas con facilidad.

– Sientes que los latidos de tu corazón se aceleran repentinamente.

Es muy cierto que evitar la convivencia con otras personas puede funcionar temporalmente para minimizar ciertos momentos incómodos, sin embargo, no podemos vivir evitando interactuar con los otros, y menos en el mundo de la publicidad, ya que tarde o temprano nos tocará salir de la computadora y dar la cara al cliente. Buscar ayuda siempre será la mejor decisión, de lo contrario tarde o temprano vuelven a aparecer los síntomas y tu salud emocional se verá afectada. Existen diferentes casos, algunos más graves y unos no tanto, por lo que no hay que dudar para acudir a terapia.

La psicóloga clínica Ellen Hendricksen comenta que las personas con este tipo de ansiedad clasifican sus propias acciones a partir de dos polos opuestos: como “una forma buena de ser” y “una forma mala de ser”. Así, actividades como realizar una videoconferencia con un compañero de clases, mantener una conversación con un cliente o presentar algún proyecto publicitario frente a un grupo pueden ser situaciones demasiado estresantes, donde se manifiesta una constante lucha interna para evitar que aflore una “mala forma de ser”.

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Con la llegada de la pandemia se piensa que a las personas con ansiedad social les cayó la cuarentena de maravilla, ya que la interacción con otras personas es bastante limitada. En contraste, frente a esta pandemia se han agravado los síntomas de malestar en las personas que padecen este mal. Cuando una persona con ansiedad social clasifica todas sus acciones como “buenas” o “malas” lo hace para asegurarse de que su forma de actuar será la correcta, es decir, cuenta con esa seguridad. Y justamente la seguridad es algo que ha estado ausente durante este encierro. Existe mucha incertidumbre a nuestro alrededor, como publicistas tenemos la obligación de mantenernos informados y de estar al pendiente de todo tipo de noticias, de las buenas, las malas y las peores. También existe mucho miedo en términos generales, es algo que todos estamos sintiendo, es un sentimiento colectivo que se hace más presente día con día. Ahora, sumémosle esa incertidumbre imparable a los miedos que caracterizan a las personas con ansiedad social, suena complicado ¿no?

Sentir que las cosas se salen de nuestras manos y están fuera de nuestro control nos llena de ansiedad totalmente, por ejemplo, exigir el distanciamiento social y poner en práctica la sana distancia de mínimo dos metros, nos hace sentir miedo hacia las personas que nos rodean, o bueno… al menos en mi caso así es, me llena de nervios sentir que la persona de atrás de la fila del súper está demasiado cerca, o al revés, si lo olvido y no tomo mi distancia con la del frente inmediatamente un sentimiento de rechazo se hace presente. Hay que tomar en cuenta que nuestra mente juega un papel determinante en estas situaciones y, al estar conscientes de nuestros pensamientos y preocupaciones, es decir, al lograr adentrarnos a nosotros mismos para identificar qué nos está haciendo sentir eso, podría ayudar a manejar mejor la situación y sentir un poco de calma.

Por último, es importante mencionar que la pandemia ha elevado las cifras de personas con inestabilidad emocional, sobre todo si nos enfocamos en las fobias sociales. Las causas para desarrollar estas fobias suelen ser diferentes de acuerdo a cada persona, bien puede ser el entorno, los rasgos hereditarios o la estructura del cerebro. Aunque entre los factores que pueden aumentar el riesgo para desarrollar esta fobia se encuentran los siguientes:

– Antecedentes familiares.

– Traumas de la infancia.

– Nuevas exigencias sociales.

– El carácter.

– Alguna disfuncionalidad del cerebro.

Me parece de mucha importancia priorizar nuestra salud emocional, seas publicista o no, así que si te sentiste identificado con todo lo leído anteriormente no lo dejes pasar, acudir a terapia será una de las mejores decisiones que podrás tomar. Además, te puedes ayudar llevando un diario para anotar lo que sientes y así facilitar la terapia, poco a poco conocerás y aprenderás más de ti, identificando la raíz del problema para así aprender a controlarlo.

Finalmente, quiero sugerirte que si conoces a alguien que viva con ansiedad le ofrezcas palabras de aliento y unos oídos para escuchar, esto siempre será de gran utilidad, mucho más de lo que podría creerse.

Por: Carolina Herrera Argüelles – estudiante del 9° semestre en la Licenciatura en Diseño y Producción Publicitaria de UPAEP – Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

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