¿Eres de los que compran un café para publicarlo en sus redes sociales pensando que ir al Starbucks te da cierto estatus?
Déjame bajarte de tu nube…
No le vendas al rico, véndele al que se quiere sentir rico
Según reportes de Global Wealth para el año 2023, el 1.1% de la población mundial controlaba el 45.8% de la riqueza en el mundo. En México el panorama cambia y baja sus expectativas, puesto que el INEGI considera que una persona de clase media debería tener un ingreso mensual mínimo de $22,927 y la clase alta $77,975 ¡Ojo! Hablo de clases, no de ricos.
Viendo estos panoramas ¿Crees estar dentro de estos rangos? Si tu respuesta es sí, déjame decirte que eres el público perfecto para las marcas aspiracionales. Ya lo dijo mi presidente “La clase media es aspiracionista”
No me malentiendas, no tiene nada de malo comprar un café en Starbucks, una prenda en alguna plaza comercial o aspirar a tener una mejora calidad de vida, lo que sí, es creer que una marca te dará cierto estatus o pertenecer a otra clase.
A pesar de no estar de acuerdo con este fenómeno, no te preocupes o cuestiones, pues poca culpa tienes tú. Ya que el bombardeo mediático que has sufrido desde chico ha generado la necesidad de ser aprobado/a por amistades superficiales y baja autoestima que se exponencializa por la llegada y uso de las redes sociales en una lucha para saber quién tiene una mejor vida.
¿Sabes por qué Rolex nunca ha patrocinado a un jugador de futbol?
Te contaré una historia. El deporte más popular del mundo, en un inicio era solo para las personas que vivían en pobreza; sin embargo, ese 1.1% que contrala el dinero del mundo también quería tener más control no solo económico, por lo que por medio de personajes, discursos, publicidad y marketing lograron posicionar al futbol como el más popular del mundo.
A pesar de que actualmente un jugador pueda ganar millones o se vea a un empresario presente en el estadio, Rolex sigue evitando estar presente en este deporte porque su público objetivo son las personas adineradas y no las masas por lo que patrocina deportes como el golf, tenis, fórmula uno y hasta competencia de yates.
Algunas marcas que siguen fieles a este concepto y entienden a su público, no solamente están presentes en el deporte con joyería, sino también en la comida, moda, automóviles, perfumes, vinos y hasta café… y no, no es Starbucks.
Marcas de lujo
Por si deseas aparentar estatus de forma correcta, aquí te dejo una de las principales marcas de lujo en el mundo donde abarcan una gran variedad de sectores y categorías:
- Moda y Accesorios: Louis Vuitton, Chanel, Gucci, Prada
- Joyería y Relojería: Cartier, Patek Philippe, Rolex, Bvlgari
- Automóviles: Rolls-Royce, Ferrari, Maserati, Bentley
- Vino y Licores: Dom Pérignon, Château Margaux, Pétrus, Hennessy
- Café, marcas o cafeterías: Kopi Luwak, Black Ivory Coffee, Lavazza, Segafredo Zanetti, Sant’Eustachio Il Caffè, Café de Flore, La Colombe
Estas marcas, fijan un mensaje de lujo y exclusividad que es adoptado perfectamente por la clase alta ¿Por qué no lo multimillonarios? Ellos son dueños.
Entendamos algo, la clase alta consume privilegio, la clase media aspira a ser único y diferente, la clase baja adquiere todo lo que le ofrece el mercado para satisfacer sus necesidades primarias e inmediatas, es por ello que, así como el futbol, un café de Starbucks o un carro que sigues pagando, no te hace más o menos que tu igual.
“Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad”
–Montesquieu
Máscaras sociodigitales
Según datos del Centro de Psicología Integral, las redes sociales impactan en el autoestima ya que, la comparación social, la errónea búsqueda de la validación, el aumento de la presión estética y rendimiento, es decir, creer que todo mundo es más exitoso que nosotros, pueden agravar y evidenciar esta evaluación negativa.
Con todo esto ¿Aún crees que comprar en el Starbucks y subirlo a redes sociales te da estatus? Piénsalo dos veces antes de tomar tu foto instagrameable con tu café, ropa, comida o salidas en carro, pues no infiere valor, sino apela a gritos aprobación, validación y baja autoestima.
