Es impresionante cómo esta nueva alerta sanitaria ha exacerbado los sentimentalismos de la gente, expandiendo los reclamos en las redes como una especie de epidemia de mazapán (horror).
Este pasado fin de semana, los tuiteros mexicanos (la mayoría mercadólogos) están en medio de tres discusiones que se pusieron interesantes y que te hacen exclamar un “wey ya” en modo meme.
Primer caso:
Resulta que la ya reconocida influencer Mariana Rodríguez, quien llevó a la gubernatura del estado de Nuevo León a su marido, Samuel García, aparente ha rebasado los límites de sus (casi) siempre polémicas publicaciones en las redes, con excelentes resultados.
De por sí que ya había armado revuelo tomándose fotografías con menores promoviendo sus actividades como dirigente estatal del DIF, en esta ocasión todo el país se le fue a la yugular por haberse fotografiado con un niño (bebé) que ella y su marido decidieron “adoptarlo” por un fin de semana, lo cual aparentemente está por ley permitido, al menos en ese estado.
Con tácticas que utilizan acciones cuestionables, a Mariana se le acusa de usar a un bebé como utilería (prop) publicitaria, de trata infantil, y de abuso de poder, entre otras cosas, atrayendo la atención de organizaciones como Save The Children, CEDH, REDIM, y el mismísimo DIF de Nuevo León, por mencionar algunas, y se argumenta que lejos de ayudar a la criatura le provocarán inestabilidad emocional.
Lo interesante del caso, en términos mercadológicos, es que esta pareja se caracteriza por polemizar y estar presente en el ojo del huracán mediático constantemente, lo cual les ha resultado muy eficaz, a pesar de las torpezas que cometen en el camino, incluyendo la fotografía en inapropiada camiseta de gym de Samuel que, como dijo un comunicador, “que necesidad de exhibirse en esa actitud de mamalón bofo” quien se refirió al asunto con mucho humor señalando que si usas a los niños para propósitos mercadológicos, a la larga te va a reventar en a cara con un efecto bumerang, como a Nirvana.
Habrá que ver en qué termina esta tormenta neoleonense.
Segundo caso:
Una práctica muy común de las refaccionarias automotrices es que cada año imprimen calendarios con fotografías atrevidonas para distribuir entre mecánicos. Se sabe. Regularmente ves varios de ellos en los talleres automotrices y ya se nos hace de lo más normal.
Bueno, pues una empresa harinera decidió adoptar dicha costumbre, ya que su target son los panaderos, lo cual parecía una buena idea hasta que el público de cristal decidió tomarlo como un atrevimiento inmoral e inaceptable de la reconocida y tradicional empresa alimenticia Elizondo, y ya hasta la quieren bloquear.
Francamente a mí me parece una exageración, pero ni soy target ni soy de cristal.
Tercer caso:
El día de ayer se armaron los tuitazos por esta publicación de MTV señalando que el tema y las imágenes están divertidas y apropiadas, pero que seguramente al community manager le ofrecieron salir a buscar chamba en otra parte. A mí me causa sentimientos encontrados y, como está tan reciente, no he tenido tanto chance de analizar la situación. Así es que, queridolector, te pido que me ayudes a llegar a una conclusión. Tú, ¿qué piensas? Compárteme tu opinión en el tuit fijo que tengo en mi cuenta @LaBreton
En tiempos de sensibilidad exacerbada, sumándole a los sentimientos de cristal/ mazapán este sentimentalismo pandémico, como audiencia tenemos que aprender a reaccionar con menos emociones y sensiblerías. Pero como comunicadores debemos tomar en cuenta que nuestros públicos no están del todo dispuestos a aceptar nuestros atrevimientos.
#SeamosSensatos todos