Recuerdo aún que en mis clases de maestría los profesores nos repetían una y otra vez una verdad irrefutable: “Los desafíos vienen en muchas formas, tamaños y niveles de peligro”. La verdad, no se si la frase es de algún teórico de los negocios o sacada de algún libro pero la verdad, en estos momentos me pongo a pensar en la dimensión de su significado y no se, si su ideólogo imaginó que algún día tendríamos un desafío mundial tan grande como el que ha provocado el COVID-19. Yo creo que no, que este desafío no estaba contemplado en esa frase, aunque sea muy abierta. Es la crisis actual, tan severa y de tal magnitud que los especialistas predicen que pasara toda una década para poder volver a la “normalidad” y reponerlos económicamente.
Es importante cambiar las rutinas y hábitos
Y no es para menos, los patrones de demanda y sobre todo, los hábitos de los consumidores están cambiando. Las cadenas productivas mundiales están interrumpidas y siguen bajo presión inciando con China, que es de los principales proveedores globales de insumos -Wuhan es uno de los centros de producción de China donde se fabrica producto terminado local y para multitud de empresas tecnológicas y es, además, una de las principales fabricantes de autos a nivel mundial-. Los gobiernos -en México los empresarios están desprotegidos- están respondiendo de manera única a la crisis de COVID-19. Sin embargo, con apoyos gubernamentales o sin ellos, las empresas deben adaptarse a las nuevas e inciertas condiciones del mercado y muchas sin saber sobre lo que deberían considerar hacer ahora y en el futuro.
La actitud a menudo determina si las empresas enfrentan las crisis con éxito o se desmoronan bajo la presión. Nadie quiere subsistir en el modo de gestión de una crisis pandémica para siempre. Esta actitud a menudo, genera resultados incorrectos pues modifica totalmente nuestras rutinas de negocios. Sin embargo, la adopción de tres medidas básicas pueden paliar en algo la falta de ingresos actual:
- Migrar o complementar -cuando ya sea posible- las estrategia de ventas a online. Los dueños de los negocios inteligentes que tuvieron que cerrar sus puertas, cambiaron su estrategia de ventas tradicional a online.
- Planificar el negocio a largo plazo. Quines piensan que estando en semáforo verde se acabó el problema están equivocados. El COVID-19 todavía se expande aún por todo el mundo y crea un efecto dominó que seguirá impactando a la economía por largo tiempo.
- Utilizar las herramientas de ventas del marketing social. Las principales rede sociales como Facebook, Instagram o WhatsApp te permiten crear tus tiendas en línea; úsalas. Estas redes permiten continuar atendiendo a los clientes, todo desde la distancia, para que puedan continuar comprando, pero desde su casa.
Las crisis ocurren en las buenas y en las malas. Algunas amenazan la vida de las empresas, mientras que otras -no es está del COVID-19 el caso- son simplemente molestas. Sin embargo, de brazos cruzados no pueden quedarse las empresas, sobre todo las PyMES so pena de desaparecer.
Tratar estos desafíos masivos como oportunidades para mejorar la eficiencia y productividad de las empresas, puede marcar la diferencia entre el éxito futuro y el fracaso de los negocios.