La pelea entre Saúl “Canelo” Álvarez y Terence Crawford no solo quedó registrada en los libros del boxeo, sino también en la historia del entretenimiento.
Netflix, que durante años evitó entrar al deporte en vivo, transmitió el evento a nivel global y logró 41.4 millones de espectadores. Aunque el resultado deportivo no favoreció al mexicano, el espectáculo confirmó que el ring es también un escenario del sportainment.
El evento marcó récord de asistencia en Nevada (70,482 personas) y una taquilla de 47 millones de dólares, la tercera más alta en la historia del boxeo, solo detrás de Mayweather-Pacquiao y Mayweather-McGregor. Además, fue número uno en Netflix en 30 países y entró al top ten en 91.
Más allá de las cifras, lo relevante es el giro estratégico: Netflix reconoció que para seguir siendo relevante necesita el deporte en vivo.
Noticias y deportes siguen siendo dos de los pocos contenidos capaces de convocar audiencias masivas en tiempo real, y el Canelo se convirtió en el primer héroe mexicano en abrir esa puerta.
Food for Thought:
¿Será esta la señal definitiva de que el streaming y el deporte en vivo están destinados a fusionarse, y que México, a través de sus ídolos, puede ser punta de lanza en ese movimiento?








