Los tiempos de crisis siempre son una oportunidad para mostrar lo mejor de nosotros, y a lo largo de la pandemia hemos sido testigos de varias campañas exitosas de co-marketing.
El caso más reciente es el de la chocolatera multinacional Cadbury que, consciente del difícil momento que están experimentando los productores británicos de chocolate artesanal, lanzó la campaña “Por amor al chocolate”.
La marca explicó que la iniciativa fue motivada por la gran cantidad de historias sobre la difícil situación que están enfrentando los minoristas independientes del Reino Unido.
Incluso Chouchoute, la tienda contigua a Cadbury en Birmingham, tuvo que cerrar tras 18 años en el mercado. “No podíamos sentarnos y no hacer nada mientras ellos luchan”, comentó Colin O’Toole, director asociado de marketing para Cadbury en Reino Unidos y Mondelez en Irlanda.
Los largos periodos de confinamiento, combinados con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, han golpeado a las pequeñas empresas. Un estudio de Local Data Company (LDC) estima que en 2020 unas 11 mil tiendas cerraron sus puertas en las principales zonas comerciales del país, y este año podrían sumarse a las filas de la bancarrota unas 18 mil tiendas más, de acuerdo con la empresa de análisis especializada en retail.
En este contexto, la estrategia consiste en ofrecer a seis minoristas británicos una plataforma de e-commmerce para comercializar sus productos. La prueba piloto fue lanzada a principios de este mes de mayo y resultó un éxito: en tan sólo 22 minutos se agotaron las 2 mil piezas de chocolate artesanal ofertadas.
Para optimizar los costos de la campaña publicitaria, Cadbury optó por una reedición de la pieza ‘El cumpleaños de mamá’, realizada por VCCP, en la que una niña busca pagar una barra de chocolate con un par de botones y pequeños juguetes.
Una campaña como ésta, con anuncios en televisión, prensa nacional y local, y redes sociales requeriría una inversión de 700 mil dólares. Además, la multinacional absorberá el costo de envío.
Adicional a apoyar a estos pequeños productores, Cadbury hace un homenaje al arte de fabricar chocolates con un guiño a sus orígenes en 1824, en Birmingham, en la misma tienda de abarrotes iniciada por el propio John Cadbury.
Estos ejemplos exitosos de co-marketing nos confirman que se trata de estrategias ganar–ganar, pues Cadbury mejora su posicionamiento de marca y su reputación, al tiempo que los chocolateros artesanales incursionan en un nuevo canal de comercialización, amplían su alcance y garantizan su supervivencia.