El avance de las máquinas permite a los dispositivos que nos rodean captar nuestras emociones. Realmente, lo que hacen es reconocer diversas señales de carácter físico que nuestro cuerpo revela cuando experimentamos ciertas sensaciones. La temperatura, las pulsaciones, el tono de nuestra voz, el tamaño de nuestras pupilas…, un sinfín de reacciones que las máquinas son cada vez más propensas a detectar; permitiendo una mejor interacción con el ser humano. A esto lo conocemos como computación afectiva.
Para que las máquinas entiendan las emociones humanas necesita de dos partes diferentes. Una es la detección de expresiones faciales, recogidas por medio de cámaras. Y la otra el discurso emocional, donde entraría la manera de hablar.
Aplicación de las emociones al marketing
El campo que más se beneficiará de la computación afectiva será, probablemente, el neuromarketing. Estas acciones no están especialmente dedicadas a conseguir ventas; sin embargo, se dedican directamente a conocer las emociones que generan los anuncios en el consumidor, la duración de estas y medir el grado de atención que se ha conseguido.
Su aplicación en el marketing emocional también será muy interesante. Este estilo de marketing intenta despertar las emociones del cliente para establecer un lazo afectivo con él y así pasar a formar parte de su estilo de vida. Esto puede no tener un efecto inmediato pero, si se hace bien, se traducirá en ventas en el futuro.
Este tipo de marketing funciona muy bien por la razón de que los humanos nos movemos por emociones, por lo que si se consigue estimularlas se creará un recuerdo mucho más sólido sobre la marca. También se traduce en satisfacción para el cliente porque hace una compra que se corresponde con sus emociones.
Beneficios de la computación afectiva para el consumidor
Lo más difícil es conectar con la persona, sin embargo, la unión del marketing y la computación afectiva permitirá que se interactúe con el público de maneras insospechadas. Con las nuevas tecnologías y los medidores de emociones será posible adaptar los mensajes que se mandarán a cada cliente según su situación anímica. Permitirá que los mensajes lleguen de manera más directa, ya que se recibirán cuando el consumidor esté en buena disposición de recibirlos, evitando aburrirle.
Hasta el momento siempre se ha intentado llegar al consumidor de todas las maneras posibles, utilizando muchas herramientas que, con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, han conseguido adivinar, cada vez a mayor nivel, lo que el consumidor prefiere. En el futuro, se podrá segmentar por las características emocionales, haciendo posible que el marketing devuelva mejores resultados.