El que esté libre de señalamiento que arroje la primera piedra. Y cual plaga bíblica comienza el diluvio de rocas de las más diversas dimensiones. Así, a viles pedradas al bulto, desproporcionadas y sin el menor sentido de autocrítica, es que en estos momentos nos encontramos saturados de acusadores spots de todos los partidos políticos para morderse la lengua.
Los unos acusan de ladrones a los otros que los tachan de corruptos. Los otros, justificadamente, les dicen calumniadores respondiendo a la acusación justificada de mediocres y parásitos. Y los espejos, bien gracias.
¿Resulta sensato que el PRI, apoyándose en todo el aparato del Estado acuse a Anaya de corrupción teniendo encima de sus hombros el caso Duarte? ¿No es increíble que Morena señale a sus adversarios de mafiosos después de ver el funcionamiento y modus operandi que ha impuesto en la Delegación Cuauhtémoc? ¿Está capacitado el Pan para acusar a los otros partidos de antidemocráticos después de la elección tan desaseada y llena de sospechosismo de su actual candidato?
Ningún partido político tiene autoridad moral para señalarle nada a otro. Le zumbarían los oídos. Sería morderse la lengua. Pero qué importa, si es necesario la mordemos hasta partirla por la mitad, responderían sin dudarlo; son tiempos de elecciones en donde todo vale, donde lo único que importa es ganar cueste lo que cueste y caiga quien caiga, aunque el que termine en el suelo, destrozado y maloliente, sea el mismísimo país.
Será que su traducción o interpretación de tiempos de campaña es contar con una visa que les permite decir cualquier clase de barbaridades e improperios sin el menor pudor y recato. Porque ellos sí están autorizados para mentir con el mayor descaro en columnas, entrevistas y declaraciones irresponsables.
Morderse la lengua
Total, si se les acusa todo se reduce a bajar spots, y en su caso, pagar una multa, que no es otra cosa que devolver una pequeñísima cantidad de lo otorgado por el INE y que no les costó nada, porque eso sí al igual que el gobierno, generar recursos con base en el trabajo diario y esforzado no es precisamente lo suyo.
La campañas negras, generadoras de odio, desconfianza e inestabilidad, que escupen mentiras y datos falsos deben desaparecer. Desde el punto de vista de la estrategia de comunicación moderna y eficaz, se obtienen mayores logros dándole la vuelta a esa paleolítica práctica. No es sencillo, cuesta más trabajo, pero los beneficios son claros.
Construir es más complejo que devastar. Proponer resulta mucho más difícil que denostar. Practicar la transparencia y la mesura será combatir la simulación y la barbarie. Eso es lo que necesitan poner en práctica líderes, partidos políticos y gobiernos a la hora de actuar y hacer comunicación. Hay que trabajar. Quien logre aterrizarlo obtendrá muchísimo más de lo que se imagina.
Labor casi imposible pero necesaria. Ya basta de ingerir y digerir discurso político en modo de morderse la lengua. Las y los ciudadanos queremos un país robusto, que crezca, en nuestro país merecemos otros contenidos. Hacen falta políticos con credibilidad para las mayorías, no sólo para tribus o grupos. Basta de líderes de acarreados y de pancartas. Necesitamos ideas nuevas no recetas gastadas y fracasadas. Queremos inteligencia no brutalidad. Necesitamos cabezas no cabecillas.