Tal vez uno de los retos más importantes que enfrenta una marca o persona al entrar en el terreno de las redes sociales, es el contenido que usará para alimentarlas. La primera respuesta aparentemente es obvia y simple: tenemos que hablar de nuestra marca y de lo que vendemos. Pero esa respuesta, es definitivamente equivocada, o por lo menos, medianamente errónea.
El error de las marcas
Al iniciar en el camino de las redes sociales, es natural que la marca o empresa quiera vender. Y si bien es verdad que las redes sociales nos pueden ayudar a lograr ese objetivo, no es de la forma en la que podrían llegar a pensar. Debemos recordar que tener una página de Facebook y conseguir fans, en realidad es lo equivalente a que un extraño nos invite a entrar en su casa, con lo que debemos calcular de qué vamos a hablar.
Nuestro producto puede ser maravilloso. Pero no podemos centrarnos a hablar de nosotros mismos porque si lo pensamos fríamente, a nadie le gusta invitar a alguien que no para de halagar lo que hace y cómo lo hace. Tenemos que relajar esa ansiedad de publicar información de nuestro producto diariamente y repetidas veces al día. Tenemos que aportar conocimiento; demostrar experiencia en nuestro tema y dejar algo de utilidad ante esas personas que nos han invitado a su casa.
Tampoco podemos de inmediato abrir nuestro portafolio de productos y tratar de vender descaradamente. No sólo porque las redes como Facebook lo penalizan con alcance, sino porque a nadie le gusta recibir o hablar con alguien que de inmediato intentará vender algo. Para eso hay momentos apropiados. Debemos antes que nada, convencer a nuestra audiencia de que realmente somos buenos en aquello de lo que hablamos y por lo tanto, nuestro producto o servicio está respaldado. El posible cliente se sentirá mucho más cómodo entonces para comprar aquello que queremos venderle.
¿Qué vamos a publicar en las Redes Sociales?
Primero debemos hacer dos cosas. Una definir con claridad a nuestra audiencia para poder entender lo que hace, lo que necesita, lo que le gusta y sobre todo, por qué o para qué usaría nuestro producto o servicio. Por otro lado, debemos definir todo aquello que se relacione de manera indirecta con lo que hacemos y vendemos. A partir de ese análisis, podremos determinar una serie de temas convertidos en elementos de valor para nuestra audiencia. Aportando información que de alguna manera tenga relación con nuestra marca o producto, pero también con las actividades laborales y gustos personales de nuestra audiencia. No olvidemos que antes de ser consumidores o compradores industriales, son personas.
RePropósito
Repurposed, es un término que los españoles han traducido casi textual como “repropósito”. Un elemento que nos puede ayudar mucho en el tema de los contenidos. Antes que nada, no debemos confundirlo con un repost, que implica volver a publicar contenido viejo. El repropósito es algo mucho más interesante que nos permite dar variedad y distintos enfoques a un mismo contenido. Por ejemplo: Podríamos tener en nuestro blog un artículo sobre los 5 restaurantes más eclécticos de la ciudad de México; posteriormente, podemos tomar fotos de esos 5 restaurantes y tener contenido para 2 semanas en nuestra cuenta de Instagram, que además ayudará a promover nuestro blog; adicionalmente podríamos tener 5 publicaciones en Facebook sobre cada uno de los restaurantes; podemos también hacer pequeños videos de cada lugar o un video especial con ese mismo reportaje, para luego subir a nuestro canal de youtube.
Me gustaría que me comentaras qué piensas de este tema. ¿Qué contenidos usas? ¿De qué hablas en tus redes?