Recuerdo cuando hace unos años, el SEO se pintaba como la tendencia estelar en el mundo del marketing; era como jugar ajedrez con Google, pues se trataba de mover fichas, anticipar movimientos y entender las reglas de un juego que cambiaban sin previo aviso. Pero con el tiempo, lo fuimos dominando, y aprendimos a leer las intenciones detrás de las búsquedas de los internautas, a optimizar más allá de palabras clave, a pensar en estructuras, en velocidad, y hasta en experiencias del usuario.
Y justo cuando sentimos que habíamos descifrado el algoritmo, aparece un término nuevo que empieza a resonar las conversaciones de los marketeros: El Generated Engine Optimization, o GEO, por decirlo de manera sencilla..
Para los más escépticos, esto pudiera representar una moda pasajera, sin embargo, puede que estemos ante algo mucho más profundo: un cambio de paradigma en la forma en que el contenido se crea, se encuentra y se posiciona.
¿Qué es el GEO y por qué importa?
No te preocupes, no es otra palabra de moda sin fondo, y no… no tiene nada que ver con la geolocalización, por mucho que el nombre lo sugiera. Ahora, hay que tener en cuenta que…
Nos encontramos en un momento donde las personas ya no solo buscan información, ahora preguntan.
Hace no mucho, si deseábamos investigar algún tema, nuestra fuente absoluta de búsqueda era Google, incluso redes sociales para aquellos más disruptores, sin embargo los modelos de lenguaje como Chat GPT o Gemini han ido cobrando fuerza. Esto se debe a que estas herramientas aprenden de todo el contenido disponible en internet -el tuyo, el mío y el de otros-.
Así que la pregunta es inevitable: ¿Estamos optimizando nuestros contenidos para ese nuevo escenario?
El SEO nos enseñó a crear contenido pensando en la búsqueda, el GEO nos empuja a crear contenido pensando en la respuesta.
Las marcas ahora no deben solo ser “encontrables”, ahora deben ser citables, y sobre todo confiables en una narrativa que la IA genera cuando alguien le pregunta algo sobre los sectores a los que pertenecen nuestros productos o servicios.
Las reglas ya no las pone el algoritmo, las pone el corpus
Piénsalo un segundo. Cuando una IA responde, no te muestra enlaces, sino que te da un resumen construido a partir de lo que ha leído. ¿Y qué ha leído? Blogs, artículos, publicaciones en redes, reseñas, foros, podcasts, entre otros formatos. Dicho en otras palabras: no se queda con lo último que publicaste para SEO, sino con todo lo que circula y que tiene consistencia.
En el mundo de la IA, eso se llama el “corpus”: la enorme biblioteca de contenidos que el modelo de IA ha leído, absorbido y usa como base para responder.
Es aquí donde el GEO toma fuerza, ya que hoy en día ya no solo se trata de tener contenido visible, sino de tener contenido entrenable. Que tu marca y tu expertise estén incluidos en ese gran conjunto de contenidos que las inteligencias artificiales consultan para generar respuestas.
Porque si no estás ahí, simplemente no existes para esta nueva forma de búsqueda que está tomando relevancia. Y si estás mal representado, ya sea por opiniones de terceros o sesgadas, o por contenido desactualizado… ¡No habrá keyword que te salve!
De la autoridad SEO al impacto conversacional
Una historia personal: hace unos meses, durante un pitch, un cliente nos preguntó por qué su marca no aparecía cuando le preguntaban a ChatGPT por “las mejores opciones en su categoría”.
Revisamos todo: su SEO estaba impecable, pero ¡Sorpresa! No tenía menciones orgánicas, ni tenía presencia en medios digitales o redes sociales. Realmente su voz de marca no estaba representada en el tejido conversacional.
Esa fue mi primera alerta sobre el poder del GEO.
Y si bien, el SEO nos enseñó a pensar en autoridad como una métrica, ahora el GEO nos invita a pensarla como una presencia cultural. ¿Formas parte de las conversaciones que definen tu industria? ¿Lo que generas se suma a la inteligencia colectiva… o solo cumple un checklist de optimización?
GEO y ChatGPT: ¿quién te representa cuando tú no estás hablando?
Cuando hablamos de motores generativos, no estamos hablando de un escenario sci-fi sacado de una película de George Lucas. Estamos hablando de herramientas que ya usamos todos los días, en nuestras agencias y empresas, en nuestras búsquedas y en nuestras decisiones.
Entonces, ¿qué tienen en común todas ellas? La respuesta está en que arrojan respuestas basándose en modelos de lenguaje masivos (LLM) entrenados con cantidades enormes de información pública.
Porque ahora no solo competimos por aparecer en los primeros resultados de búsqueda, competimos por ser parte de las respuestas que estos modelos generan.
Lo que hay es aprendizaje automático, basado en la frecuencia, la coherencia, la autoridad y la diversidad de los contenidos que hay sobre un tema o producto -o sobre tu marca- en internet.
Aquí es donde el GEO entra en contacto directo con los LLM. Si no estás siendo mencionado, si no estás generando contenido más allá de tu web corporativa, si no estás siendo citado o discutido en espacios que alimentan estos modelos, simplemente no existes para ellos.
Y lo más interesante de todo es que los modelos como ChatGPT no distinguen entre un artículo publicado ayer y uno de hace cinco años, sino que realmente lo que importa para ellos es el peso acumulado de tu voz en la conversación digital.
Por eso, estrategias como las relaciones públicas digitales, el content marketing auténtico, e incluso el User Generated Content, tienen hoy más valor que nunca.
La gran pregunta es entonces: ¿quién está contando tu historia en el entrenamiento de estos modelos? Porque si no lo haces tú, alguien más lo hará. Y no siempre con los mismos objetivos o la misma narrativa.
El GEO no es una técnica más, es un mindset
Para quienes trabajamos en marketing digital, el GEO será en esta etapa de “llegada”, un desafío enorme, pero con bastantes oportunidades. Aunque siendo bastante honesto, el GEO no se resolverá con un plugin ni con un tutorial.
Es un mindset que se va construyendo con el tiempo, y siempre bajo una visión y contenidos que realmente aporten al sector de nuestras marcas o clientes.
Por eso, más allá de subirnos a la ola del nuevo acrónimo, lo que deberíamos preguntarnos es: ¿Qué huella estamos dejando en el conocimiento colectivo digital?
Porque en el futuro, cuando un internauta pregunte algo a una IA, esta seguramente responderá con lo que haya aprendido de nosotros y de nuestras marcas. Y justo en este momento, nos daremos cuenta de que no bastaba con haber sido visibles, sino memorables.
¿Y tú, ya conocías el GEO, o aún mejor, ya lo has aplicado en tus estrategias?
¡Nos vemos el próximo mes!