Yo no sé si antes éramos más regalosos y nos hicimos más codos. Si las cosas se pusieron más caras. O si lo que ganamos ahora ya no nos alcanza. O una combinación de todo.
El caso es que el consumidor ha cambiado mucho y ahora gasta menos en regalos. Pero, paradójicamente, gasta más.
Como nos endrogamos más a lo largo del año, el aguinaldo ya está gastado en cuanto llega. Si es que hay aguinaldo, porque ahora, entre outsourcing y freelance, ni a eso llegamos. Y entonces nos endrogamos con los gastos de diciembre y la cuesta de enero vaya que cuesta.
De acuerdo con estudios de Profeco…
… gastamos menos: pagamos deudas o decidimos ahorrar.
… año con año, incrementa sensiblemente la compra por internet.
… damos prioridad a la cena y regalos, arreglos de la casa, y ropa.
… compramos un promedio de 5 regalos, en las dos últimas semanas antes del 24.
… nos compramos algo que ‘nos merecemos’.
… la mitad de los pagos son con tarjeta de crédito.
… la mitad de los consumidores que son empleados toma vacaciones en esta temporada.
En cuanto al uso de las redes sociales, hay algunos comportamientos interesantes que no podemos pasar por alto.
– Contactamos a quienes no hemos visto en mucho tiempo, especialmente del 20 al 24 de diciembre.
– Nos interesan consejos para optimizar tiempo y presupuesto.
– Buscamos cómo decorar mejor, dónde comprar en mejores condiciones y recetas para la cena.
– Hacemos caso omiso de las ‘felicitaciones’ genéricas que las marcas emiten en estas fechas.
– En cambio, buscamos y compartimos mensajes que sean realmente relevantes, trascendentes o muy emotivos.
– Nuestros hábitos de conexión son muy irregulares y difieren totalmente del resto del año.
– Ofertones y oportunidades de último momento, sobre todo de viaje, tienen gran aprecio.
– Hay cierta tendencia a evitar la nota roja o tonos amarillos por unos días.
– La política no viene al caso (aunque los políticos anden muy ansiositos por empezar sus campañas).
Por último: no olvidemos que los uñalarga andan peor que nunca. Hay que andar a las vivas. No exhibir pertenencias. No hacer retiros en efectivo de bancos o cajeros. No tirar empaques que evidencien que hay cosas nuevas de valor en casa.