Y sí, pasó algo que parece sacado de una película: Omnicom decidió retirar la marca DDB, una de las redes más icónicas de la historia de la publicidad, tras su fusión con IPG.
Sí, DDB.
La leyenda que cambió para siempre la forma de hacer creatividad.
La de Bill Bernbach.
La que este mismo año fue Red del Año en Cannes.
Y, sin embargo, desaparece. Así, sin homenaje ni funeral.

El negocio de construir marcas, borrando las suyas
La ironía es dolorosa: la industria que vende branding está matando a sus brands
Los grandes holdings —Omnicom, IPG, WPP— nacieron para fortalecer su portafolio global. Pero hoy parecen Titanic corporativos, buscando “eficiencia” mientras hunden sus propias joyas.
Según reportes, solo tres redes sobrevivirán a la fusión: BBDO, TBWA y McCann. El resto —incluida DDB— será absorbido o disuelto.
John Wren, CEO de Omnicom, lo “explicó” con la frase más corporativa posible:
“We’ll make appropriate decisions based on what’s going to lead to greater growth and greater career opportunities for our best people.”
Traducción (así lo leo yo): “vamos a borrar marcas para crecer más rápido.”
Lo más impresionante es que Bill Bernbach lo advirtió hace casi 80 años en una carta de 1947, escribió:
“I’m worried we’re going to worship techniques instead of substance.”

Bill tenía miedo de que la publicidad se obsesionara con los procesos, las métricas y las fórmulas… y se olvidara del alma.
Y ahora, incluso su propio nombre ha sido borrado del mapa.
Para mi que la decisión no fue solo económica. Sino reputacional.
Después del escándalo en Cannes —cuando una campaña de DM9 (DDB Brasil) fue acusada de manipulación con IA y terminó en demanda—, mantener la marca DDB habría sido un recordatorio bastante incómodo.
Y así, las agencias que antes desafiaban el status quo, ahora lo encarnan.
Y mientras los holdings se consolidan, la creatividad se fragmenta, se independiza, vuelve a los garajes, a las mesas de café, a los grupos pequeños que todavía creen en las ideas.
“Start small. Stay small. Think big.”
Ese debería ser el nuevo manifiesto de esta generación creativa.
Pueden matar una red, pero no pueden matar a Bill. El logo de DDB desaparecerá. Pero el legado de Bernbach no.
Su filosofía seguirá siendo el faro que muchos necesitamos: “que la creatividad no es una ciencia, que vender no es mentir, y que buen arte y buena escritura también pueden trascender.”
Deseo que cada vez que una idea nazca del instinto y no del algoritmo, Bernbach reviva un poco.
La gran paradoja
La publicidad habla de propósito más que nunca. Pero a veces parece haber perdido el suyo.
Pero tal vez eso sea lo que necesitábamos, que mueran los templos para que resurja una nueva fe. Y que volvamos a creer, como hace 80 años:
“Que la buena creatividad siga siendo el mejor negocio.”








