Highway to Hell
Siempre le he encontrado cierto atractivo a la locura. Me gusta mirarla, como si del vacío se tratara, dudando interiormente en realizar ese salto que me llevaría a conocerla. Como arrojarse a un barranco, aunque la experiencia sólo durase algunos segundos…
Es por ello que también me gusta seguir en redes sociales cuentas que den a conocer los desvaríos de personas que rayan en la locura: terraplanistas, antivacunas, ovniólogos, negacionistas de la historia, la geografía o el espacio entre muchos más.
Estas me hacen conocer un poco de ese lado oscuro de la psicología humana: de los que piensan que el mundo no es como parece y que han sido engañados de muchas maneras por malvadas élites.
Resulta que me acabo de encontrar con el caso más alucinante en lo que va del año. Una mujer que asevera en Twitter que la Inteligencia Artificial no es otra cosa que una conexión directa con el demonio en persona; Los sistemas de chat inteligente son una forma en que las tabla Ouija se han digitalizado en aras de la perdición humana.
Imagino de inmediato salones inmensos llenos de millones de computadoras manejadas por igual número de demonios contestando los promts de los ingenuos terrícolas usuarios de ChatGPT que, cada vez que le piden a la IA que les redacte una carta de agradecimiento, condenan más su alma a las torturas del infierno.
(Capaz y el castigo para los usuarios sea el de tomar lugar en una de esas computadoras por los siglos de los siglos)
Lo primero que se me ocurre, por supuesto,es consultar de primera mano a la fuente:
AR.- ¿Es cierto que ChatGPT en realidad es un demonio que contesta preguntas para así atraer y condenar las almas de inocentes?
ChatGPT.- No, eso no es cierto. ChatGPT es un programa de inteligencia artificial diseñado para responder preguntas y ofrecer ayuda a los usuarios. No tiene la capacidad de atraer o condenar almas, ya que no es un ser vivo ni tiene una conciencia o voluntad propia. Su función principal es procesar información y generar respuestas útiles y precisas para las preguntas que se le hacen. Como cualquier tecnología, su uso depende del usuario, y no tiene ninguna intención maliciosa por sí mismo.
Pero… ¿Qué más podría contestar un demonio cuya misión principal es la de causar mi perdición?
Ahora, el gran problema que le veo a esa teoría se resume en una pregunta: ¿qué daño puede causar un diablito si le pido un machote para una carta o las frases para elaborar un PowerPoint?
¿Va a meter mensajes ocultos como si de un disco de rock de los ochenta se tratara? ¿Me va a dar instrucciones para invocar a Baal Zebub? ¿Por lo menos para hacer un “amarre”?
Porque, de no ser así, no le veo ningún sentido poner a todas las legiones infernales a hacer las tareas de alumnos webones de secundaria o hacerle la vida más fácil a godines y burócratas. Al contrario, eso sería más como una buena obra y, seguro, no debe de ser muy bien visto en las regiones del Hades.
Temor a la tecnología
Hablaba en una columna previa sobre los luditas, personas que se negaban por diversas razones, a aceptar la tecnología. La cosa es que esto va aún más lejos. Cae en el campo de aquellos que no les gusta que les tomen fotos “porque les roban el alma” o los menonitas que, por razones religiosas, aún viven estancados en el siglo XIX.
Estamos en una época que, como decía Umberto Eco, el idiota del pueblo tiene acceso a un potente altavoz y se encarga de dar a conocer a todo el mundo sus ideas más alucinantes; tal vez sea un poco triste saber que hay personas que se niegan a utilizar la inteligencia artificial porque temen ser respondidos por el propio patas-de-cabra o que se abstienen de abrazar cualquier otra tecnología debido a que no comprenden su naturaleza.
Lo que es realmente terrible son aquellos que, por esas mismas reticencias y falta de confianza, se niegan a vacunarse, consumen productos que pueden ser peligrosos e incluso atentan contra la vida de terceros debido a que prefieren aceptar creencias falsas y equivocadas antes de entender que, para estos temas, es mejor recibir el consejo de las personas capacitadas para ello.
Es muy difícil para algunos comprender que el mundo no puede resumirse en una simple lucha del bien contra el mal, de la luz contra la oscuridad. Les parece inoncebible que haya quienes si están preocupados por el futuro de la humanidad y están utilizando todos los medios científicos y tecnológicos para hacer de este mundo un lugar mejor.
Y eso no lo puede solucionar ninguna Inteligencia Artificial.