Es inevitable estar expuesto a la publicidad en México (y seguro en muchos países más) y no hacer viajes constantes al pasado.
Desde los mentados infomerciales con sus gastadísimas y sobadísimas frases de “pero espere” y “llame ya”, hasta el horripilante spot de tv que la ciudad de México nos endilga con una animación digna de mención honorífica y presumible premio internacional ¡de los setentas!, la publicidad del siglo 21 sigue atorada en los tiempos de los mil novecientos.
Una muestra clara es el uso de los portavoces, onda Raúl Araiza, Andrea Legarreta o hasta Lolita Ayala. Todos han perdido total credibilidad pues el consumidor ya sabe que son personas que cobran por hablar bien de un producto.
Esto ya fue a caer a las redes y salen a relucir los influenciadores. Todo estaría muy bien si no fuera tan obvio en la mayoría de ellos que están siendo pagados por las marcas. Como dizque los dejan a su libre albedrío a que publiquen con su estilo y sus palabras, es híper evidente que no tienen idea de cómo hacerlo y lo que hacen es una burdez tras otra.
El caso más patético es el de los personajes que se crean para las marcas. Pareciera que quienes los desarrollan no hacen un estudio de personalidad de marca ni tienen idea de lo que ésta transmite.
Ni tampoco los retiran a tiempo cuando están sobre expuestos y sobre gastados.
Tal es el caso de Mamá Lucha y de Julio Regalado.
La primera es un insulto a las amas de casa, empezando por la panza y la chichicáida. Lo dicen claramente una y otra vez las consumidoras en los estudios de mercado. Tarde se da cuenta Bodega Aurrerá. Es chistoso: la lanzaron hace años, nunca fue del todo aceptada y, al revés de como funcionan los superhéroes (persona que se convierte en uno y se viste como tal) a ésta la disfrazan de ama de casa con un suetercito recatado y anticuado que tampoco nadie le cree. Es decir, al revés y falso. Todo mal.
Y Julio Regalado… bueno, ¿qué decir? Creo que lo lanzaron cuando la tele era en blanco y negro. Y ya empieza a caer mal. Este año lo lanzaron a principios de junio, en animación y asociado a Soriana. Todo remal.
Las marcas y los publicistas no han entendido que la gente le cree a la gente, a sus amigos, a sus contactos, ya no más personajes ni testimoniales pagados.
Qué lindo y refrescante sería ver publicidad moderna, actual, pensada en el consumidor y los medios del siglo 21. Pero, tristemente, quizá me muera yo antes de que eso suceda #suspiro.