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Filas virtuales para boletos al fraude musical

En estos últimos días fuimos testigos de una de las estafas más grandes de espectáculos en nuestro país, cuando los asistentes a un concierto de “música urbana” se quedaron fuera del mismo debido a que miles de boletos fueron clonados para acceder a uno de los eventos más esperados del año, propiciando que los costos de los boletos en reventa alcanzaran precios tasados en cientos o miles de dólares.

Prevendido no es Prevenido

El evento que fue prevendido y vendido con muchos meses de anticipación en filas virtuales que de ser físicas sin problema cruzarían de polo a polo la Ciudad de México, se vio afectado por prácticas delincuenciales de todo tipo y con el problema que no existe reembolso que pague el estrés de adquirir las entradas en preventa y a la mera hora no poder, de buscarlos en venta normal sin encontrar un solo espacio pata, posteriormente, cazar revendedores y comprarlos muy por encima de su precio para que, al final, ni siquiera pudieran entrar a ver a su “cantante” favorito.

Si bien lo que pasó en ese evento fue sui generis por la magnitud de asistentes, las prácticas denunciadas ocurren de forma muy recurrente sin que existan medidas adecuadas que inhiban este tipo de conductas, lo cual solamente pueden ser sancionadas con una ley robusta, autoridades transparentes, empresas responsables y usuarios conscientes de lo que sus conductas antijurídicas fomentan.

Pase usted, Señor Monopolio

Para empezar resulta inexplicable que existe una empresa que monopoliza la gran mayoría de los eventos, lo cual le permite vender en preventa miles de boletos obligando, de alguna manera, a que los asistentes tengan que contar con una tarjeta de una institución bancaria y, aún así, de forma poco transparente decir que los boletos se agotaron y punto.

Lo anterior con todo y que se trata de una empresa que se rige por la ley de la oferta y la demanda, debe responder a extremos jurídicos en dos sentidos.

filas virtuales

Empresa Socialmente Irresponsable

Por un lado, respecto de la relación con el consumidor que ve afectados sus derechos al no poder adquirir sus entradas en igualdad de condiciones y no tener elementos seguros que le permitan acceder a las mismas de forma ordenada proscribiendo de hecho la posibilidad de tener un boleto sin, forzosamente, tener una tarjeta de crédito. Ello junto con la terrible situación de no tener un seguro en caso de que sus boletos sean clonados o que el evento sea sobrevendido. Esto sin olvidar que las cancelaciones de eventos o situaciones que no responden a fuerza mayor o caso fortuito son resueltas de forma arbitraria en beneficio de la empresa. Adicionalmente, debemos tener claro que la vía normal de reclamar este tipo de actos es a través de la Procuraduría Federal del Consumidor que tiene resoluciones arbitrales que pocas veces terminan en sanciones ejemplares, a diferencia de países como Estados Unidos de América que una acción colectiva puede dar lugar a sanciones millonarias equiparables a lo que hemos platicado en otras entregas y que se denomina daño punitivo.

Marketing Mix Modeling (MMM) | Rodrigo Martin & Moisés Maislin & Hans Hatch

Competencia Desleal

Por otro lado, en lo que concierne a la competencia económica. Desde hace varios años y muy a pesar de la administración actual que quiere desaparecerla nada más porque no entiende su funcionamiento, tenemos a la Comisión Federal de Competencia Económica, quien tiene elementos suficientes para sancionar y evitar ese tipo de conductas monopólicas que llevan, precisamente, a que las y los usuarios se adapten a los malos tratos y manejos de empresas de este calibre.

Raterillos de poca monta

Y ya más abajo en la cadena alimenticia tenemos leyes locales, entre ellas la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México y la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en la Ciudad de México, que si bien sancionan la reventa de boletos en todas sus modalidades, todo se circunscribe a sanciones de índole administrativa (arrestos por 24, 36, 48 horas y multas irrisorias), lo cual no sólo no inhibe este tipo de conductas sino que hasta propicia que este tipo de delincuentes calculen de sus ganancias el monto que tienen que pagar en caso de que sean remitidos al juzgado cívico.

Todos son Todos

Pero la reventa no se gesta en quienes ofrecen los boletos, sino que tiene una cadena de mando más amplia entendiendo que sólo con la colusión de empleados y ejecutivos de las empresas encargadas de la venta es como estas personas se hacen de un mayor número de tickets. De quienes los compran en reventa ya ni hablamos porque también forman parte del delito, así que urge que la reventa sea regulada como pasa en otros países para que, al hacerla legal, se tenga más controlada.

En fin, más allá de los gustos musicales y de espectáculos de cada quien, lo sucedido el fin de semana nos obliga a tomar acciones contundentes: una regulación más estricta en cuanto a multas que tengan que pagar las empresas que cometan conductas de acaparamiento y monopólicas que, incluso, pongan en serios predicamentos su permanencia en el mercado; contar con autoridades como PROFECO y la propia COFECE con más “dientes” que les permitan sancionar con multas ejemplares y con la personalidad para dar inicio a acciones colectivas en materia civil o penal; sanciones privativas de libertad para las personas físicas que se dediquen o fomenten la reventa; y una cultura social que repudie y no fomente esos lamentables actos.

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