Cuando ustedes platican con mercadólogos o publicistas, los términos relacionados con la Inteligencia Artificial los maneja como parte de su vida profesional cotidiana porque en la realidad la aplicación es recurrente de tal manera que les permita mantener un mensaje sistematizado, constante y con objetivos claros en las campañas o presentación de productos y, desde luego, en la experiencia del cliente que pretende ser mejor, además de contar con elementos que le permitan más fácilmente de vivir el consumo del producto, ya sea un bien o un servicio.
El problema está cuando, como pasa en cualquier país desarrollado, estos elementos quieren aterrizarse en una regulación que no vaya ni a limitar el desarrollo tecnológico ni a fomentar prácticas desleales en el mejor de los casos e ilícitas en el peor de ellos. En países como el nuestro todo pasa por, inicialmente, explicar el contenido y alcance la IA para, mucho después, acceder a una regulación que satisfaga a la realidad de un país alejado de esos temas.
Robots autónomos asesinos
De hecho, muchas voces han mostrado una preocupación enorme por los alcances de la IA frente a la necesidad de los seres humanos, es decir, una visión un poco del tipo de Robocop en el que se teme que las máquinas no sólo sustituyan las manos y el trabajo humano, sino que se llegue a tal nivel que las máquinas se vuelvan en contra de nosotros y nos terminen aniquilando bajo la consideración que, si son capaces de hacer cualquier cosa, desde desarrollo industrial, hasta piezas de arte, entonces, las personas ya no seremos útiles.
Ya sea que hablemos de un campo desarrollado como el europeo o en sus pasos más elementales como el de América Latina, es necesario ya entrarle de lleno a un tema que no sólo no se ve lejos su llegada, sino que ya existen aspectos vinculados a la Inteligencia Artificial aplicados en nuestro país, particularmente en el marketing, que nos irá afectando de cualquier forma.
Europa dominante
En países como España, Alemania, Bélgica, el tema central es el cómo lidiar éticamente con el uso de la IA sin afectar a la sociedad civil, sin entrometerse y sin vulnerar derechos ya regulados en otras materias pero que en lo que concierne a aspectos tecnológicos tiene muchos cabos sueltos que tarde o temprano deberán unirse para evitar atropellos, principalmente, en materia de privacidad y uso de datos.
La ética de la IA implica varios aspectos, por ejemplo, el intercambio de datos entre empresas para ir gestionando acciones que surgen de la IA, es decir, campañas publicitarias, experiencias de consumo, beneficios económicos, seguridad más puntual, procesos medioambientales más sanos, entre otros aspectos, que ya son una tarea de todos los días. Al respecto, se busca que existan entes reguladores intermediarios para saber qué datos se comparten y cuáles son los objetivos por los cuales se comparten para evitar abusos.
Por otro lado, a los entes públicos se les exige que implementen medidas para evitar vulneración de la privacidad de los datos personales que ellos tienen en su poder, para lo cual se requieren políticas públicas relacionadas con la ciberseguridad como un aspecto urgente y necesario de plantear en ese escenario.
La UNESCO recomienda
Asimismo, se vislumbra emitir criterios que ponderen la ética y la confianza en el uso de la IA en muchos aspectos de la vida pública y privada que sirvan de auto reguladores para los países y para los actores que usan de esta fabulosa herramienta. Esos criterios, incluso, han dado para unas recomendaciones internacionales que atienden a varios lineamientos. Esos lineamientos emitidos por la UNESCO para su aplicación en políticas públicas y diseño de leyes se denomina “Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial”, la cual fue adoptada apenas el 23 de noviembre de 2021.
A muy grandes rasgos, esa recomendación aborda los diversos temas en materia de uso ético de la IA a los cuales les consideró ámbitos de acción política:
- Evaluación del impacto ético.
- Gobernanza y administración éticas.
- Política de datos.
- Desarrollo y cooperación internacional.
- Medio ambiente y ecosistemas.
- Género.
- Cultura.
- Educación e investigación.
- Comunicación e información.
- Economía y trabajo.
- Salud y bienestar social.
Más vale empezar un día
No está de más decir que, a diferencia de lo que sucede en Europa y Estados Unidos de América, incluso China que ha emitido lineamientos agresivos para controlar la Inteligencia Artificial, en países como el nuestro, el desarrollo y regulación de la misma pasa por aspectos de igualdad. En México se ha empezado por considerar políticas públicas de alfabetización digital dada la desigualdad que existe en el territorio nacional entre regiones que tienen acceso a internet y otros en los que ni siquiera los insumos mínimos educativos se encuentran al alcance.
El tema de igualdad de género también ha sido fundamental en esta idea de regular la IA de tal manera que las mujeres tengan más acceso a su implementación por medio de un mayor número de científicas en la materia y, al mismo tiempo, en el disfrute de la tecnología que les recale beneficios muy claros en cuanto a su seguridad, su evaluación laboral y la economía del cuidado.
Mientras la regulación en Europa se encuentra muy cercana con atención de los EUA para saber cómo se emiten lineamientos en esa región, en México ni siquiera se ha tratado el tema en el Congreso de la Unión a través de una norma especializada en la materia porque, sin duda, el reto de las políticas públicas para que todos puedan acceder a las nuevas tecnologías es urgente en un país sumamente desigual.
