Revista de Marketing y Negocios

La bancarización y la digitalización son imparables

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Las restricciones de movilidad por el confinamiento, el cierre de sucursales bancarias, y el acceso limitado a muchos servicios, posicionaron a México como una de las naciones con más descargas de aplicaciones móviles de finanzas.

México es uno de los principales mercados de América Latina del mundo en la categoría financiera, ocupando la posición 7 del mundo en número de instalaciones de apps de servicios financieros. 

De acuerdo con el reporte Fintech App Marketing Insights: LATAM Edición 2021 de AppsFlyer, con una tasa de no bancarizados de 50 por ciento, México ha liderado la tasa de crecimiento de instalación de aplicaciones en Latinoamérica, reflejando un aumento de 10 veces en apps de finanzas de 2019 a 2021, mientras que su tasa de instalación general fue un 240 por ciento mayor que la de Brasil.

Dentro de la región, los usuarios mexicanos son los más rápidos en registrarse en las apps financieras, ya que el 62 por ciento de ellos completa sus datos el mismo día que instalaron una aplicación. 

Entre 2018 y 2020, los usuarios de aplicaciones bancarias en México se duplicaron, pasando de 15 a 30 millones, y los contratos ligados a un número de teléfono celular aumentaron 127 por ciento (de 22 a 50 millones), según datos de la Asociación de Bancos de México. 

La plataforma de pagos por medio de códigos QR, CoDi, por ejemplo, sumó hasta el 10 de mayo más de 8.9 millones de cuentas validadas, de las cuales 525 mil han realizado al menos un pago y 462 mil un cobro.

Banxico indica que se han llevado a cabo más de 2.2 millones de operaciones, cuyo valor es de 1,794 millones de pesos, con una cantidad promedio por transacción de 787 pesos.

Si bien México ha sido el protagonista en esta zona, la instalación de aplicaciones se disparará en otros mercados latinos a partir del presente año, impulsadas por las iniciativas Banking-as-a-Service y Open Banking que han sido lanzadas a principios de 2021.

En la región

Según un reporte de AppsFlyer, la demanda de aplicaciones financieras en América Latina fue aprovechada no sólo por los consumidores nativos digitales, sino también por los consumidores no bancarizados o con falta de servicios bancarios.

Cifras del Banco Mundial indican que sólo el 55 por ciento de los adultos latinoamericanos (207 millones de personas) tenía una cuenta en alguna institución financiera en enero de 2020.

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Actualmente, debido a la aceleración digital, 40 millones de personas en la región contrataron algún producto o servicio bancario entre mayo y octubre de 2020. Por ejemplo, mientras en Brasil la población no bancarizada se redujo 73 por ciento, en Argentina el decremento fue de 18 por ciento y en Colombia de 8 por ciento.

Impulso a la publicidad

México también es el marcador del crecimiento en cuestión de publicidad digital. Según estimaciones de eMarketer, la inversión publicitaria móvil supondrá el 88.5 por ciento en share of voice del sector. 

Como consecuencia de una mayor descarga de aplicaciones móviles financieras por parte de los mexicanos, las instituciones bancarias se han apoyado de estrategias como el remarketing, para aumentar la participación de usuarios de pago. 

En ese sentido, las conversiones derivadas de esta estrategia tuvieron un alza de 700 por ciento de 2018 a 2021, ya que los departamentos de marketing aprendieron la importancia de volver a conectarse con los usuarios durante la pandemia.

Los responsables de marketing han preferido centrarse en el remarketing para optimizar los presupuestos, aumentar el LTV (lifetime value) de los usuarios y mantener a los nuevos usuarios comprometidos, en lugar de gastar sólo en la adquisición de usuarios con alto CPI (costo por instalación).

Para este 2021 se espera que en la República Mexicana se muevan alrededor de 2,090 millones de dólares en anuncios móviles. ¿Hacia donde será la tendencia en anuncios una vez que acabe el confinamiento? No cabe duda que la necesidad fue el factor principal que impulsó este tipo de servicios. 

Si bien se vislumbraba la paulatina digitalización y bancarización de las personas financieramente activas, la aceleración de los tiempos de adopción de tecnología jamás hubiera podido anticiparse. No cabe duda que la llamada sana distancia y la necesidad de no interrumpir el flujo de transacciones nos modernizó y actualizó adelantando varias décadas de evangelización.

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