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La publicidad engañosa: el cuento que sigue y sigue

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¡Ojo! No he querido usar las palabras “estafa” o “fraude” para definir este tipo de publicidad, sino que me referiré a aquella que tiene una pauta y es difundida legalmente en medios de comunicación tradicionales o digitales, redes sociales, el cartel del menú, etc., y es la publicidad engañosa que se ha convertido en un fenómeno cotidiano que afecta la percepción y comportamiento de los consumidores. A pesar de la regulación y la educación del consumidor, este problema persiste y plantea serias cuestiones éticas y sociales.

Una pareja está sentada en un sofá amarillo, el hombre sostiene un control remoto y la mujer apoya las manos sobre su vientre de embarazada. Mientras miran la televisión, no pueden evitar reírse de la publicidad engañosa de los llamativos anuncios.

Acá la creatividad no tiene nada que ver

La publicidad, en su esencia, busca persuadir y motivar al consumidor a adquirir productos o servicios. Sin embargo, cuando esta persuasión se basa en información falsa o engañosa, los límites de la ética se cruzan. ¡Cuidado! No quiero involucrar a la creatividad en todo esto, pues el concepto creativo de un anuncio podría involucrar retórica creativa como la hipérbole, la analogía, etc., que dan a esa publicidad justamente el ingrediente “secreto” de captar la atención y motivar o recordar el producto o servicio. Me refiero, en especial, a aquella que busca evidenciar resultados sorprendentemente ágiles y efectivos, incluso mostrando a aquella estrella de la TV, cuando la realidad es otra. Un claro ejemplo son los anuncios que prometen soluciones casi divinas, o promesas en un tiempo irreal, como esos productos para la pérdida de peso que aseguran que, sin esfuerzo, la grasa de la “panza” casi que se evaporará por tomar algún menjurje o por estirar alguna maquinita rara.

El más afectado, el consumidor (tú y yo también)

Sí, yo sé… también hay gente que se puede creer cualquier cosa, pero, como sea, el respeto y ética deben prevalecer, ¿o no? Este tipo de publicidad no solo crea expectativas poco realistas, sino que también puede poner en riesgo la salud de las personas que, en su búsqueda o desesperación de un cambio rápido de situación, optan por estos ofrecimientos peligrosos. Las consecuencias de la publicidad engañosa son amplias. En el ámbito económico, obviamente afecta al consumidor, pero también puede afectar a empresas que sí ofrecen productos de calidad. Cuando un consumidor es atraído por un producto engañoso, puede despreciar alternativas que sí son legítimas y de mejor calidad distorsionando el mercado en su conjunto.

¡Alerta, peligro, precaución!

Pero lo más grave, la publicidad engañosa en el caso de productos relacionados con la salud, como tratamientos médicos, puede llevar a decisiones muy perjudiciales. El COVID nos dejó la enseñanza de evitar automedicarnos. A pesar de las leyes y regulaciones que existen en muchos países para proteger a los consumidores, la publicidad engañosa sigue siendo un problema. Las empresas a menudo encuentran formas de eludir estas regulaciones, utilizando tácticas sutiles que pueden ser difíciles de identificar. El lenguaje ambiguo, la omisión de información crucial y la exageración de beneficios son solo algunas de las estrategias empleadas. Vieron el típico comercial de algún producto cuyo cierre es un disclaimer de los riesgos o contraindicaciones que ni se alcanzaron a leer por tamaño de la letra o porque en dos segundos ni hasta el más capacitado podría hacerlo.

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La creatividad es fiel a un producto eficiente

Yo sí soy pro fomentar el pensamiento crítico y la capacidad de análisis de los consumidores para ayudarles a identificar prácticas engañosas. A la final, el objetivo debe ser crear un entorno en el que los consumidores puedan tomar decisiones informadas y con criterio, basadas en la confianza y la veracidad, fortaleciendo así esa vital relación entre las marcas y su audiencia. No me digan que no se siente más “rico” el sacar conceptos creativos y campañas para productos que realmente son sorprendentes…

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