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Las marcas como patrocinadoras en los “reality shows”

Los reality shows han experimentado un auge sin precedentes en la última década, atrayendo a millones de espectadores de todo el mundo. Esta popularidad los convierte en plataformas atractivas para que las marcas promuevan sus productos o servicios. Sin embargo, participar como patrocinador en estos programas presenta riesgos significativos, especialmente cuando los comportamientos de los participantes entran en conflicto con los valores de la marca. En este ensayo, exploraremos los riesgos derivados de la violencia verbal y del conflicto de valores, y discutiremos las estrategias que las marcas deben adoptar para gestionar adecuadamente estas situaciones.

Marcas y reality shows ¿una relación peligrosa?

Al asociarse con un reality show, las marcas obtienen exposición ante un público masivo, pero también corren el riesgo de verse involucradas en situaciones controversiales. Los reality shows son conocidos por la imprevisibilidad de sus participantes, quienes a menudo son seleccionados por su capacidad para generar conflictos y drama. Estos comportamientos, aunque efectivos para aumentar la audiencia, pueden poner en peligro la imagen de las marcas asociadas, especialmente si incluyen violencia verbal o expresiones que vayan en contra de los valores de la marca.

Dos mujeres mantienen una conversación seria en una habitación con estanterías y macetas que recuerdan escenas de reality shows. Una lleva una sudadera marrón y la otra un jersey gris.

La audiencia de un reality show no solo consume el contenido del programa, sino que también asocia a los patrocinadores con los comportamientos exhibidos. Si los participantes ejercen violencia verbal o muestran actitudes ofensivas, la percepción del público hacia las marcas vinculadas puede deteriorarse rápidamente. En este sentido, el riesgo no solo reside en los comportamientos agresivos, sino también en las posturas o valores que los participantes promuevan, los cuales pueden entrar en conflicto directo con los principios de la marca.

Violencia verbal: un riesgo reputacional

La violencia verbal es uno de los problemas más comunes en los reality shows, ya que los conflictos entre los participantes suelen ser un elemento central de la narrativa del programa. Sin embargo, cuando estos conflictos cruzan la línea del entretenimiento y se convierten en agresiones, insultos o bullying, las marcas patrocinadoras pueden verse seriamente afectadas.

El impacto de la violencia verbal en la reputación de una marca puede ser devastador. Los consumidores modernos valoran el respeto, la empatía y la inclusión, y no toleran comportamientos abusivos, especialmente en plataformas públicas. Las marcas que se asocian con programas en los que la violencia verbal es frecuente pueden ser percibidas como cómplices o, al menos, como indiferentes ante esos comportamientos, lo que genera rechazo y posibles boicots por parte de los consumidores.

Toda empresa que está interesada en patrocinar un programa o reality show debería seguir el siguiente checklist:

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  1. Evaluación del programa: Antes de decidir patrocinar un reality show, las marcas deben analizar el historial del programa, sus audiencias y el tipo de participantes. Programas conocidos por fomentar conflictos agresivos pueden no ser la mejor opción para marcas que promueven valores positivos.
  1. Cláusulas contractuales: Incluir en los contratos de patrocinio cláusulas que permitan a la marca desvincularse en caso de comportamientos violentos es una medida preventiva eficaz. De esta forma, si el programa cruza líneas éticas, la marca puede distanciarse sin consecuencias legales significativas.
  1. Monitorización constante: Las marcas deben realizar un seguimiento constante del contenido del programa y estar preparadas para actuar rápidamente en caso de incidentes. Una respuesta ágil puede minimizar el daño a la reputación de la marca.
  1. Respuesta pública inmediata: Si surge un incidente de violencia verbal, es crucial que la marca emita un comunicado público reafirmando sus valores y condenando el comportamiento en cuestión. La transparencia y la acción rápida son esenciales para gestionar la narrativa.

Una amenaza silenciosa: conflicto de valores:

Más allá de la violencia verbal, otro riesgo crítico es cuando los valores de un participante del reality show entran en conflicto con los de la marca. Los consumidores de hoy en día valoran profundamente los principios que las marcas defienden, y cualquier asociación con personas cuyos valores sean percibidos como contrarios puede generar una crisis de reputación.

Por ejemplo, si un participante hace comentarios discriminatorios, racistas o misóginos, las marcas que patrocinan el programa pueden verse arrastradas a la controversia, incluso si no están directamente involucradas. Este tipo de situaciones pueden erosionar la confianza de los consumidores y llevar a un deterioro a largo plazo de la imagen de la empresa.

Estrategias para manejar el conflicto de valores

  1. Comunicación clara: Si surge un conflicto de valores, la marca debe emitir un comunicado público en el que reafirme sus principios y se distancie del comportamiento o declaraciones del participante. Esta transparencia demuestra a los consumidores que la empresa no tolera actitudes contrarias a sus valores.
  1. Desvinculación en casos graves: En situaciones donde el conflicto de valores sea extremo, como en el caso de declaraciones de odio o comportamientos abiertamente discriminatorios, la marca puede optar por suspender o cancelar su patrocinio. Este tipo de medidas muestra un compromiso firme con los principios de la empresa.
  1. Acciones positivas posteriores: Tras un conflicto de valores, es recomendable que la marca realice acciones que refuercen sus valores, como colaborar con organizaciones que promuevan esos principios o lanzar campañas que celebren la diversidad y el respeto.

En el contexto actual, la responsabilidad social corporativa (RSC) juega un papel clave en la toma de decisiones empresariales. Los consumidores esperan que las marcas tomen una postura clara frente a cuestiones sociales, y cualquier asociación con comportamientos o valores negativos puede tener un impacto devastador. Las marcas deben asegurarse de que sus decisiones de patrocinio estén alineadas con sus principios éticos y morales.

En última instancia, una participación responsable no solo protege a la empresa de posibles crisis, sino que también refuerza su compromiso con valores que son fundamentales para mantener la confianza y el respeto de sus consumidores.

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