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Las redes de Trump: ¿censura o sensatez?

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Más allá de los sucesos lamentables en el Capitolio de Washington en el marco de la inminente e inevitable salida de Trump de la presidencia estadounidense, se ha desatado la polémica del manejo de sus mensajes en las redes sociales.

Personaje turbulento

Si bien desde siempre el señor Trump ha sido polémico y contradictorio en sus publicaciones, principalmente en Twitter, a raíz de su derrota en las elecciones su controvertido discurso ha encolerizado su tono. 

Lo anterior provocó que las redes decidieran tamizar sus mensajes con alertas de falta de veracidad, lo que produjo una discusión generalizada a favor y en contra de tales señalamientos. 

Las manifestaciones

La razón de ser de los medios de comunicación, redes sociales incluidas, deben concretarse a informar en un constante refuerzo de la libertad de expresión. Y el hecho de que Twitter y Facebook restringieran la difusión de incendiarios textos del presidente en la Casa Blanca fue considerada por muchos como una censura inadmisible, mientras que para otros ha sido una medida necesaria y, para algunos, hasta tardía.
Y como a la gente ni le gusta polemizar en las redes, llevamos ya varias horas de agresiones y pleitos con argumentos a favor y en contra.

Recientes sucesos

La inusitada trifulca de ayer 6 de enero y la finalmente frustrada toma del Capitolio, con un costo de 4 vidas, son el predecible producto de la constante emisión de mensajes provocadores del señor Trump, quien utiliza odiosa pero eficientemente las redes sociales para provocar a seguidores y contrarios con su discurso multimediático de fraude electoral, que culminó en un inimaginable y escandaloso asalto que atestiguamos en todo el mundo.

La inmediata reacción

En un no-sorpresivo y sensato acto de mesura, tanto Twitter como Facebook decidieran suspender por 12 y 24 horas respectivamente (que posteriormente Facebook hizo extensivo a Instagram y por al menos dos semanas) las cuentas de quien, a través de dichas plataformas, niega su derrota a punta de pataletas. 

El anuncio se da por medio de comunicados puntuales de sus dirigentes:

Canal de Soy.Marketing en WhatsApp
de Trump

“Los impactantes acontecimientos de las últimas 24 horas demuestran claramente que el Presidente Donald Trump pretende utilizar el tiempo que le queda en el cargo para socavar la transición pacífica y legal del poder a su sucesor elegido, Joe Biden. 

“Su decisión de usar su plataforma para condonar en lugar de condenar las acciones de sus partidarios en el edificio del Capitolio ha perturbado con razón a la gente en los EE.UU. y en todo el mundo. Eliminamos estas declaraciones ayer porque juzgamos que su efecto – y probablemente su intención – sería provocar más violencia”

“…Por lo tanto, estamos extendiendo el bloqueo que hemos puesto en sus cuentas de Facebook e Instagram indefinidamente, por lo menos durante las próximas dos semanas hasta que se complete la transición pacífica del poder”

de Trump

“Es una situación de emergencia y estamos tomando medidas de emergencia, incluyendo borrar el video del presidente Trump. Lo eliminamos porque en general, creemos que contribuye, en lugar de disminuir, al riesgo de violencia continua”.

El respaldo

Igual que cualquier usuario de las redes, Trump abrió sus cuentas en ella aceptando sus términos y condiciones. A pesar de ser quien es, sus cuentas reciben un trato democrático, lo cual aparentemente no está dispuesto a aceptar ni en el mundo físico ni en el mundo digital.

Conclusión

Los medios, en cualquiera de sus representaciones y plataformas, debemos respetar la paz social y la convivencia saludable. Instigar, intrigar y provocar no deben ser parte de los contenidos ni una forma de trabajar. Por lo menos los medios sensatos. Las redes sociales son parte de estas prácticas saludables y democráticas, respetando enfáticamente la libertad de expresión, pero siempre con un límite fundamental: sin daños colaterales. 

En el caso específico de Trump, parece ser que del dicho al hecho hay muy poco trecho.

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Liliana Bretón

Publicista e investigadora

Publicista e investigadora; maestra y estudiante; amante del cine, los libros y el buen sentido del humor; no cambio por nada una tarde de vino con una buena plática. Beatlefan y chocohólica. Socialmente analfabeta. Vivo en Cholula.

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