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Los anillos del Poder: el fracaso es culpa de los orcos

Hace unas semanas escribí sobre la película La Sirenita”, de Walt Disney. De como las hordas de karens se habían dejado caer en redes sociales para quejarse de la pigmentación de la actriz y de cómo esto “no respetaba” el alma del material original.

Casos como este, de “no soy racista, pero no me gusta que pongan a alguien diferente” están siendo aprovechados por los estudios para justificar sus fracasos. Una forma de salir del infierno al que los llevaron sus malas decisiones y enfocar la culpabilidad en el público, acusándolo de intolerante.

Narraba también en este espacio de como dos series de fantasía épica habían sido presentadas en forma paralela y de como una había remontado mientras la otra se estrellaba de la forma más patética.

Y es en esta segunda en la que me quiero concentrar; The Lord of the Rings: The Rings of Power. Basada en la muy exitosa trilogía del Señor de los Anillos, los productores quedaron de manera muy formal con sus fanáticos de utilizar en el material original de J.R.R. Tolkien. De la misma manera lograron un presupuesto de ensueño: un “billón” gringo; mil millones de dólares que, para efectos ilustrativos transcribo en forma de número:

$1000,000,000 de dólares

Mil millones para realizar 7 capítulos, es decir, casi 143 millones de dólares de presupuesto por capítulo. ¿Una comparación? La película The Last Duel , estrenada el año pasado y ubicada entre las de mayor presupuesto, contó con 100 millones de dólares para su producción.

De ese tamaño la billetiza con la que contaron para hacer algo verdaderamente épico.

Amazon quiere ser Netflix, quiere ser HBO y para ello requiere de su propia franquicia multimillonaria que genere carretadas de dinero con secuelas, precuelas, abuelas y cazuelas…

No hay dinero mejor invertido que un producto que genere fandom.

Para lograrlo una franquicia como la del Señor de los Anillos podría caer como tal en el dedo: aprovechar un universo realmente expandido con miles de personajes, cientos de protagonistas y malos más malvados que un diputado del PRI. El éxito estaba garantizado y parecía que solo bastaría con arrojarle dinero, mucho dinero.

¿Qué creen que pasó?

Se trajeron como showrunners a J. D. Payne y a Patrick McKay, de la escuela de Bad Robot y J.J. Abrahams (quién ya se está haciendo famoso por echar a perder las más grandes franquicias de este planeta bajo el mote de “Bad Reboot”) para que organizaran de inmediato lo que sería la épica más épica desde que Homero versificó la saga de Odiseo.

Un Anillo para atraerlos y atarlos a las tinieblas 

En uno de los momentos más anticlimáticos de la historia moderna, luego de una presentación apoyada con toda mercadotecnia posible, los grandes fanáticos de la saga de LOTR, de Tolkien y del género se quedaron pasmados:

El resultado es insufrible.

Plagada de diálogos huecos que harían ponerse rojo de vergüenza a Tolkien, de una escritura bastante mediocre, con eventos que se salen del “canon” Tolkiniano o que de plano lo contradicen y que a veces caen en lo ridículo (lo del volcán es en verdad grotesco), con personajes planos y, en muchos casos, inventados.

¡Algo que nunca voy a perdonar es la forma en que manosearon y transformaron a Galadriel en un ser tan ruin y caricaturesco!

A pesar de una producción, fotografía y ambientación espectacular (lo mínimo que podíamos esperar con 140 millones por capítulo) es imposible sacar adelante una serie si esta no cuenta una historia atractiva. 

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Aunque los productores y demás involucrados salieron muy contentos a decir que todo era un éxito y se atrevieron incluso a pagar titulares que ponían a la serie por encima de House of the Dragon, uno de los primeros visos de que algo estaba mal es que Amazon “apagó” por 72 horas el espacio para dejar reseñas en la plataforma.

Tenían miedo a una invasión de orcos.

Sin embargo, uno no puede simplemente pasearse por Mordor: Los críticos independientes en YouTube ―y otras plataformas― salieron a quejarse amargamente de la nueva serie. Se dio de nuevo ese curioso fenómeno en Rotten Tomatos que, mientras los críticos “serios” la alabaron, los espectadores la aborrecieron y la castigaron con un ominoso 38 por ciento.

anillos del poder-fracaso

Esto podría ser una clara muestra de que pudo haberse dado algún tipo de “aliciente” a la crítica especializada. A pesar de estos “empujones”, el fandom no dudó en manifestar su repulsión. El consenso es que la serie es aborrecible

Ante estos hechos, la reacción de Amazon ha sido la peor posible.

Tenemos otros datos

Primero que nada, se quejaron de “review bombing” por parte de trolls. Aunque no lo dijeron de manera directa, dieron a entender que llegaban azuzados por intereses externos (léase dragones y Targaryens), pero lo que más llama la atención es que, para justificar este brutal fracaso, pretenden jugar la carta racial.

Han acusado a una gran parte de esos críticos de formar parte de un esfuerzo coordinado de “racistas” y “misóginos” que no son capaces de soportar mujeres y minorías empoderadas. Afirman que todo es culpa de una bola de fascistas que por alguna extraña razón, se sienten atraídos por la obra de Tolkien; parecería que esta reacción es mentira, pero si no me creen, lean esto.

Lo curioso de todo el asunto es que, si hablamos de racismo y misoginia, la serie basada en Game of Thrones también fue vapuleada por su corrección política, sin embargo, si pudo remontar dentro del gusto de la gente.

Está muy claro: no es racismo. La serie es MALA.

Supongo que ha de ser muy doloroso ―luego de trabajar con más de 1,300 personas, invertir la millonada que invirtieron, tardarse más de tres años en presentar su producto final con toda la esperanza de que se transformara en un parteaguas del género― enterarte que la gente se queda dormida mirando la pantalla.

Si se animaron a leer el texto del Hollywood Reporter que puse más arriba, se darán cuenta que este par o son muy inocentes o muy cínicos, cuando se quejan de que los han llamado “money grabbers”.

Así que, el mensaje es muy claro. Si la serie fracasó miserablemente, no es culpa de los que produjeron un churro de mil millones de dólares que no tiene ni pies ni cabeza, que no solo destroza la mitología de Tolkien sino que, además, está mal hecha en términos de escritura, de diálogos y de desarrollo de personajes así como de la historia.

Es culpa de las audiencias que están enceguecidas por sus odios atávicos y no son capaces de encontrar el hermoso mensaje que tal vez hubiera querido mostrar Tolkien. Si no te gustó la serie, es porque eres racista.

¡El atrevimiento!

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