Revista de Marketing y Negocios

Los influencers profesionales y los no tanto

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Sorprende mucho cómo los roles de los portavoces del siglo pasado, los ahora influencers, han ido evolucionando y curiosamente hasta conviven a lo largo y ancho de los segmentos a los que se dirigen.

Me explico.

Antes de la llegada de internet, los influencers eran los embajadores de marca o portavoces que eran los artistas del momento. Eran como los equivalentes en México a los infumables de Andrea Legarreta, Jacky Bracamontes o Raúl Araiza, que igual anuncian una pomada para los hongos en las uñas de los pies que una batería de cocina donde los huevos brincan.

Esos personajes que han perdido total autoridad y credibilidad en las audiencias jóvenes, siguen teniendo su público en una amplia variedad de grupos objetivo o targets. Y pueden navegar también entre online y offline, pero su tierra nativa está offline.

Y luego tenemos a los más que famosos influencers, esos que apenas tienen una década en el universo de fenómenos mercadológicos.

Los influencers que surgen en las redes sociales han crecido en importancia desde los tiempos de Yuya y ahora hasta resulta ser una “carrera aspiracional” para niños, como cuando de niños de antes queríamos ser bailarina o bombero.

Independientemente del género o del nicho al que pertenezcan tales influencers, existen dos grandes tipos: los estudiados y los improvisados.

Los estudiados

Son individuos que tienen perfectamente estructurado su discurso, al grado de que puedes creer que los sigues por su enorme e inteligente contenido, cuando en realidad todo el tiempo te están vendiendo algo sin darte cuenta.

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Saben perfectamente todas las regulaciones y limitaciones, tanto del mundo en el que se mueven, como las leyes de promoción de cualquier categoría de productos. Y si no lo saben, lo estudian antes de aceptar un contrato.

Los improvisados

Los que abundan, los que se meten en líos siempre que pueden, los que no tienen ni la menor idea de lo que están haciendo… ésos que son muy buenos en echar labia, en verse bien ante la cámara. Pueden tener estudios o no, y se avientan como chivo en cristalería a romper lo que sea, aunque a la llegada de la cuenta por el pago de sus consecuencias, pongan carita de no-rompo-ni-un-plato, y algunos ya no resurgen.

Un claro ejemplo es esta mujer que difundió un video de una niña y la encerraron por posesión de pornografía infantil. La llamada @YosStop en las redes, se convirtió en “Yoseline Ene” ante los medios de comunicación al ser presentada como presunta culpable antes de ser refundida en el penal.

La criatura se quiso hacer la interesante sin siquiera saber que existen leyes que regulan tu aparición en pantalla, como la mayoría de sus “colegas” y casi todos los integrantes de la comunidad de “administradores” de redes sociales que se venden como profesionales que, al no dar resultados, desprestigian toda su industria al perder credibilidad.

Esta junior ya hasta involucró a su madre para que vaya a interceder por ella ante las autoridad con un “ay mire, si es una niña, no lo hizo con mala intención”.

Conclusión

Ahora que dejó de ser importante la experiencia y el conocimiento y cualquier espontáneo cree tener todo para sobresalir, hay que recordar que el éxito sólo se logra cuando se establecen planes con estrategia y objetivos. 

Los primeros, los estudiados, tendrán siempre a su favor el pensamiento y la constante actualización y exploración que aplican a sus acciones y propuestas para alargar su vigencia. 

Los improvisados tienen una vida corta porque la falta de consciencia de lo que les puede suceder en algún momento los va a tropellar en el camino.

Los de siempre, los legarretos-bracamontes-araizas siempre estarán ahí presentes. No olvidemos que para todo hay mercado… hasta para eso.

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Liliana Bretón

Publicista e investigadora

Publicista e investigadora; maestra y estudiante; amante del cine, los libros y el buen sentido del humor; no cambio por nada una tarde de vino con una buena plática. Beatlefan y chocohólica. Socialmente analfabeta. Vivo en Cholula.

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