En los últimos años, las redes sociales se han vuelto imprescindibles para la comunicación política, ya sea en campañas electorales, la comunicación oficial de instituciones gubernamentales o cualquier tipo de organización política o social. Muchos analistas consideran que estas plataformas comenzaron a desempeñar un papel central en la comunicación política durante la elección de Obama en 2008. Desde entonces, su uso ha crecido constantemente, convirtiéndose en una herramienta vital para la comunicación política.
Sin embargo, este crecimiento no significa que los medios tradicionales hayan perdido relevancia en la comunicación política. En 1960, Nixon perdió la presidencia de EE.UU frente a Kennedy, y en una entrevista posterior, Nixon sugirió que una de las razones de su derrota fue que su contrincante se veía mejor en televisión. Desde entonces, la televisión ha ocupado un papel central en la comunicación política, pero esto no ha significado el fin de otros medios como la radio.
Desde mi punto de vista, las redes sociales y los medios de comunicación tradicionales son complementarios y fundamentales en una estrategia de comunicación política efectiva. Aunque la irrupción de las redes sociales ha traído consigo cambios significativos en la forma de comunicarse, estas herramientas han democratizado la comunicación política. Permiten que surjan nuevos candidatos, quienes pueden posicionarse gracias a su presencia en estas plataformas. Aunque el dinero y la estructura siguen siendo importantes, ya no son limitantes insuperables. Además, las redes sociales permiten una comunicación directa con los seguidores, así como la posibilidad de obtener valiosa información sobre su audiencia, como edad, ubicación, preferencias de contenido y género.
A pesar de todas estas ventajas, la televisión y la radio siguen siendo fundamentales para una comunicación política efectiva. Si bien las redes sociales pueden poner en la agenda un tema o un candidato, lo que realmente lo afianza es su aparición en los medios tradicionales. Estos tienen la ventaja de alcanzar a un público más amplio, incluyendo a indecisos que pueden definir el resultado de una elección. Esto se ha evidenciado en elecciones recientes, donde los candidatos ajustan su discurso según la plataforma: más acorde a sus seguidores en redes sociales y más moderado en televisión, especialmente en momentos críticos de la campaña.
En resumen, la relación entre las redes sociales y la televisión en la comunicación política es compleja y dinámica. Aunque las redes sociales están ganando terreno como herramienta clave para la conexión directa con los votantes, la televisión sigue siendo relevante como medio de alcance masivo y estrategia de segmentación de audiencias. Ambos medios son complementarios, y es crucial para los políticos entender cómo utilizarlos de manera efectiva en su comunicación con el público.